Estado de opinión


No es por cargar contra la prensa, pero la prensa no se encarga de su empresa, las empresas cargan la prensa, contra la ciudadanía. Este galimatías pretende de forma concisa aglutinar lo que a continuación se desarrolla.
Sucintamente, vivimos en un continuo estado de opinión del que no tenemos opinión, tampoco cuenta nuestra opinión.
Una muestra de esta reflexión la podemos ver en la cuestión catalana, el conflicto entre el Gobierno Central y el de la Generalitat en torno a la independencia o no de Catalunya. Que actualmente pasa por un momento de impasse, del que no se atisba salida alguna. Situación que no nos debería extrañar, pues no es nuevo que desde la transición/trasmisión del 78, la mayoría de las cuestiones relevantes se hayan dejado pasar, generando primero un estado de opinión catastrofista para a continuación imponer la decisión prevista desde las altas esferas del Estado como única alternativa.
En el conflicto catalán se está actuando como en su momento se hizo con el vasco, dejar que el tiempo transcurra y por agotamiento se resuelva por sí solo, no importando los costes. De manera que frente a los movimientos independentistas, se generó un estado de opinión contrario por razones históricas de unidad…, seguidamente se aplicó el famoso art. 155, de la CE del 78 como única alternativa y las aguas a su cauce, de momento.
Ocurre que los cauces cambian y transcurren por nuevos senderos tras una larga erosión del terreno.
Este ejemplo demuestra que la inacción de la política también es acción política. Nuestros políticos son expertos mundiales en inactividad. Pero esto no ha sido siempre así, en momentos puntuales, el Estado ha actuado.
De hecho, cuando mayor actividad hubo, fue durante el periodo conocido como transición democrática española. Durante aquellos días se puso en cuestión la continuidad edulcorada de los poderes emanados del régimen dictatorial en la nueva etapa democrática, sin importar los costes, no hubo ruptura con el régimen golpista de Franco. Esta realidad se hace patente cuando vemos el conflicto generado por su exhumación, frente a las trabas para exhumar a los asesinados por el dictador.
Esta contradicción ejemplifica sobradamente la prevalencia de los seguidores del dictador, España no es democrática mientras no seamos iguales, también en derechos. Pero no solo es la prevalencia facha, también es católica, como Dios manda, o no, no sabemos a ciencia cierta. Motivo por los que los curas ven lógico enterrar al dictador en una Catedral y dejar a los infieles en las cunetas, cristianamente se entiende.
Lo que nos trae a colación el mensaje anterior de que el Estado en ocasiones actúa, por ejemplo, como hizo en enero del 78, ante la única organización que manifestó su oposición a los Pactos de la Moncloa, aglutinando la fuerza suficiente como para ponerlos en cuestión.
Esta fuerza era la CNT, que nuevamente en Barcelona fue capaz de convocar una manifestación de 15.000 personas el domingo 15 de enero de 1978 (en un mitin anterior en 1977 reunió a unas 100.000 personas en Montjüic y unas 600.000 en unas Jornadas Libertarias Internacionales en el Parc Güell), casi ná.
Consecuencia de esta demostración de fuerza que alertaba sobre el trágala de partidos, sindicatos y sociedad civil respecto al mantenimiento del establishment propuesto para lavar la cara a la Dictadura.
Consecuencia digo fue el Caso Scala, famosa sala de fiestas de Barcelona que ese 15 de enero de 1978, tras la manifestación convocada por la CNT. Se incendió, muriendo 4 trabajadores, de estos hechos oscuros se culpabilizó a la organización anarquista, lo que debilitó su fuerza, erosionó su credibilidad, dividiendo la organización con el nacimiento de la CGT, decayendo la militancia y conduciendo al declive de los ateneos libertarios.
Todo esto ocurrió siendo ministro de gobernación Rodolfo Martín Villa, que hizo oídos sordos a cualquier investigación, manteniendo la sospecha de que aquellos actos fueron ejecutados en el marco de la operación Gladio, con objeto de desacreditar y desplazar del panorama político a los movimientos disidentes que ponían en cuestión la inefabilidad de nuestros dirigentes.
Sospechamos que el entramado franquista sigue vigente y por interés o por miedo, nadie se presta a hablar claramente sobre temas como la monarquía, la constitución o la división territorial, esto conllevaría cambiar lo que no había cambiado en el 78, y echar por tierra los esfuerzos del demócrata Martín Villa, militante primero de la FET de las JONS, luego de UCD y finalmente del PP, pura transición.
Apuntar someramente que sobre este procurador de cortes franquista, pesa una orden de detención internacional en el marco de la “causa 4591/10 por los delitos de genocidio y/o crímenes de lesa humanidad cometidos en España por la dictadura franquista entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977” por crímenes de lesa humanidad cometidos durante los Sucesos de Vitoria de 1976, ​ sin efectos en España.
Considerado unos de los políticos clave durante la transición democrática española, probablemente por los servicios prestados, generando estados de opinión desde la presidencia de Sogecable entre los años 2004 a 2010.
Abrir el melón no es tarea fácil, tiene unos costes elevados, pero en algún momento habrá que hacer frente a dichos costes. Es el momento de fomentar un estado de opinión al respecto, igual es lo que está ocurriendo, pero esta vez nos tiene que pillar preparados, la convivencia no puede continuar supeditada a los intereses de unos pocos, la sociedad ha de emanciparse adoptando nuevas formas de relación en un entorno sostenible.
El aguijón.

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