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Marchena, tú solito eres la violencia

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Tanto retorcer las palabras, tanto discutir sobre qué es o no es violencia, y al final lo teníamos delante de los morros, Marchena. Tú solito eres la violencia. Violencia intimidatoria, violencia verbal, violencia represiva, violencia del fuerte sobre el débil, violencia del cinismo, violencia del derecho penal del enemigo, violencia gratuita. Menos la física, todas las violencias, vamos. Ayer en el juicio del Supremo, en este gran ejercicio de represión sobre presos políticos, sobre representantes elegidos democráticamente, se acabaron las formas hipócritas, se acabaron las buenas palabras y salió la espuma por la boca, la fiera carnicera, el hurón de todos los Baus, la bajeza moral de Millán-Astray, la violencia que encarnan los tercios de la legión española. Ayer te brillaban los dientes y para amenazar levantabas el dedo como Bin Laden. Ayer salió otra vez a la luz la Guerra Civil española que aún no ha terminado, Marchena, que aún tú sigues de manera indefinida porqu

Que quieren a Barrabás

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Cuantas más horas pasan más cara de Barrabás se le pone a M. Rajoy. Los medios de Madrid le aclaman satisfechos, enfervorizados, embobados, “Barrabás, Barrabás, queremos a Barrabás”. También se oye la inevitable proclama tradicional de “Vivan las caenas” que bien podría resumir el tiempo político español de hoy y de siempre. Ahora ya están contentos, ahora ya tienen encarcelado a Carles el Atrevido, ya pueden volver a a escupir otra vez contra Carles el Molesto, el Terco, contra el Príncipe Valiente, ya se ceban de nuevo contra el presidente de todo un pueblo cuando no se puede defender, contra el Astérix de los ciudadanos descontentos, de los disconformes, de los independentistas, contra el buen líder de los catalanes. Y no, Carles Puigdemont no es un político. Si entendemos que un político deba ser un personaje vacilante sin principios ni moral como Enric Millo o Ramon Espadaler —los democristianos siempre son los mejores imitadores de Giulio Andreotti— o un mero delegad