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El cómplice silencio de Felipe VI con el franquismo/ El reinado de Felipe VI: ni urnas ni preguntas

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El cómplice silencio de Felipe VI con el franquismo Desconozco, al menos con la certeza que otorga una resolución judicial o médica, si nuestro amado Felipe, rey de España por la gracia del genocidio, repudia la variante fascista de la Península Ibérica, también conocida como franquismo. Lo ignoro porque muy probablemente soy un zote, no lo niego, pero también pudiera ser que algo haya contribuido el hecho de no haber pronunciado  Su Santidad , el rey de la Victoriosa España, ni una sola palabra de repulsa contra ese fascismo de estilo cochambre que nos ha convertido en el segundo país con más desaparecidos tras Camboya. Es cierto, y ello debemos admirarlo, que en una ocasión, casi quedo mudo ante tanta generosidad, llegó a situarse  Su Majestad exactamente a la misma distancia de genocidas y asesinados, verdugos y víctimas, violadores y violadas, lo que habla mucho y bien de su enorme humanidad para con los criminales. Cualidad históricamente admirable en un rey, sobre tod

Felipe VI: un rey para los corruptos, un amigo para los criminales; felices 50

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Sí, ya saben, ese rollo macabeo que nos arrojan a la cara los Borbones, año tras año, desde que en  1976  Juan Carlos I nos recordara la humanidad, la bondad y las enormes cualidades del dictador que inundó nuestras tierras de cunetas y fosas, nuestras calles de sangre y nuestro país de cuarenta años de tinieblas y atraso. Y aunque no lo veo ni lo escucho, porque ya he comentado antes que la cosa es más densa y asfixiante que cuatro polvorones en la boca, no me queda otra que leerlo. Momento en el que llega la peor de las indigestiones de estas fechas, la de volver a constatar que Felipe VI es el rey de los corruptos y el amigo de los criminales. Pensarán algunos, los que todavía siguen medicándose en este nuestro psiquiátrico con El País, El Mundo, Televisión Española, Antena 3 o Telecinco, que la cosa va de exagerar o de atizar al muñeco por divertimento. No es así. Sobre todo lo rumiarán porque los telepredicadores son unánimes, como siempre lo han sido, en lo acertado