"Hasta dejarlos desnudos"
En el mes de marzo, este
medio publicaba que los políticos independentistas implicados en la causa del
1-O habían pagado casi un millón de euros en fianzas.
Ahora, con la última
noticia recién conocida, esta cifra sube exponencialmente.
Carme
Forcadell, expresidenta del Parlament de Catalunya, tuvo que pagar 150.000
euros para poder salir de prisión.
Hoy vuelve a estar en un
centro penitenciario de Alcalá Meco, aunque se prevé que en los próximos días
pueda ser trasladada a un centro en Catalunya.
Los
demás miembros de la Mesa del Parlament tuvieron que pagar 25.000 euros.
Sumando,
sumando, daba con la cifra de 960.000 euros pagados en fianzas, a los que había
que añadir los 5,2 millones de euros que impuso el Tribunal de Cuentas por los
costes de la consulta del 9-N de 2014.
La
mayor parte de estas fianzas se ha sufragado gracias a las aportaciones de
cientos de miles de personas, que a través de Assemblea Nacional y Òmnium
hicieron efectiva, entre otras, la fianza de 75.000 euros para la salida de
Puigdemont de la prisión de Neumünster.
En aquel momento, a
través de un tuit, se dejaba constancia de que la caja de solidaridad ya había
pagado casi 4 millones de euros en fianzas.
Fueron 2,2 millones los
que pudieron pagarse a través de esta caja por la organización del 9-N (el
resto se sufragó a través del patrimonio personal del president Artur Mas, de
los exconsellers Homs, Rigau y Ortega y del secretario general Vilajoana).
Precisamente
esto mismo ocurrió con la fianza de Forcadell, que también se pagó a través del
fondo de solidaridad, y en aquella ocasión, a pesar de contar con la cantidad
solicitada desde la ANC, tuvieron que esperar un día más para que Forcadell
pudiera salir del centro penitenciario, puesto que el pago ha de realizarse
mediante transferencia bancaria y, aquel jueves, era festivo, por lo que la
expresidenta del Parlament tuvo que dormir una noche más sin libertad.
Cabe recordar las
declaraciones que hizo Nuet en aquel momento: quien fuera también miembro de la
mesa del Parlament, y además, el único que no tuvo que pagar fianza para no
entrar en prisión, manifestó públicamente que las dificultades para poder
realizar el pago de la fianza de Forcadell respondían al interés que se tenía
por parte del Supremo de que la expresidenta pasase por prisión.
El tiempo que fuera,
pero que pasase.
A pesar de tener la
fianza lista.
Cifras
que marean.
Y ahora llega la última
de Llarena: los 2 millones de fianza que en concepto de responsabilidad civil
le exige a los 14 miembros del Govern de Catalunya que se encuentran procesados
en este momento.
Les da plazo de 2 días
para conseguir presentar la cantidad, de manera solidaria (o sea, entre todos),
y les advierte que, si no pagan en el plazo establecido, procederá a embargar
sus bienes personales.
Recurrirán esta
decisión, por lo que, por el momento, esa urgencia en el pago no tendrá lugar
probablemente.
Si
todo esto no es una persecución en toda regla, es algo muy parecido.
Un acoso e intento de
derribo.
Una continua manera de
asfixiar tanto a los políticos como a sus familias.
¿Qué culpa tienen las
familias de ver como su patrimonio familiar se compromete de esta manera,
cuando aún no se ha demostrado ni se ha sentenciado a nadie?
¿Quién puede respaldar
este tipo de decisiones tan injustas, sumadas a la situación en prisión y en el
exilio que han de soportar personas sobre las que por el momento no hay una
sola prueba de haber cometido uno solo de los delitos que se les imputan?
Es
lamentable comprobar que la política está en manos de aquellos dispuestos a bailarle
el agua a quien todo lo tiene atado y bien atado.
En la medida en que
intentas hacer algo diferente, toda la maquinaria del fango se activará contra
ti y los tuyos.
Sigan hablando de
regenerar, pero viendo lo que están haciendo con personas que, cada vez más,
demuestran su inocencia, conseguirán que nadie honrado quiera asomarse a lo que
debería ser la gestión del bien común.
Es evidente que
la animadversión con la que se está tratando a los líderes catalanes, no parará
hasta dejarlos desnudos.
Y eso no es
justicia, esto es rencor y persecución ideológica.
Y así no se
puede hablar de democracia.
Bea Talegón
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