Ultra tú
Dicen los de Ciudadanos que en la manifestación contra la violencia, o
según algún que otro medio de desinformación, “contra los lazos amarillos”,
había infiltrados ultras.
Que han sido ellos los responsables de la agresión al cámara de Telemadrid.
Sí, eso dicen.
De momento “solamente” lo han dicho a través de la cuenta oficial de twiter
del partido.
Supongo que Alberto Rivera (no me atrevo a llamarte “Albert” por no
ofenderte) e Inés, Inés y Alberto estarán esta noche dándole vueltas a cómo van
a gestionar esta nueva megacrisis que se les ha planteado.
Y es que, el efecto “boomerang” que ha tenido la concentración oportunista
ha sido histórico.
Sí.
El Karma está actuando con tal rotundidad, que da hasta risa.
Mucha risa.
Porque desde el golpe que se llevaron los de Ciudadanos después de los
resultados de las elecciones del 21 de diciembre, aún no han conseguido
aprender cómo frenar su caída en picado.
No fue el único porrazo contra el suelo.
Como la tormenta de “información” que estamos viviendo nos nubla los
sentidos, ya no somos capaces de recordar cada estrepitoso ridículo han
protagonizado los naranjas.
Trataré de hacer memoria, aunque no prometo recordarlas todas: cada
asunto que han llevado al Tribunal Constitucional, cada discurso lleno de
trolas como aquél mapa que Albert mostraba como si fuera un libro de texto
-cuando era una revista infantil que se compra en el kioso-; el follón que
montaron con los artículos de Quim Torra, que después demostraron no ser nada;
sus ahorros en cafés y la inmediata investigación del Tribunal de Cuentas; la
que le liaron a los maestros y maestras del Instituto: sus ataques a los medios
públicos que han querido controlar en todo momento; sus invenciones sobre
violencia inexistente, sobre el uso de lenguas, sobre la huída empresarial…
En fin, cada vez que han podido, han salido con alguna patraña.
Con alguna Tabarnia.
Con algún San Esteve de les Roures.
Con lo que fuera.
Y para ello, se subían al carro del PP o al del PSOE según calentase el
sol.
Patalear y subirse a carros.
Mientras montan manifestaciones absurdas, como las de los policías, que
después les revientan en las manos.
Cada vez que han intentado montar algún escándalo, les ha explotado en las
manos.
Lo que pasa es que, hasta ahora, era un ruido casi sordo, pues apenas
llegaba a España.
Los catalanes ya están cansados de sus películas y ni se sorprenden cuando
ven que hemos tardado tanto en descubrir quiénes son los chicos pizpiretos de
Ciudadanos.
Lo divertido es que ayer la noticia recorría como la pólvora todos los
periódicos y los canales informativos: y no sólo de Cataluña, sino de toda
España
¡Sorpresa! Alberto e Inés acaban de ser presentados en sociedad. Están a un
tris de tener que aguantar el foco sobre ellos, y quien sabe, si alguien
pudiera tener interés en desmontarles.
Sería ahora sencillo hacer pensar al personal que, de todas las
manifestaciones que vienen celebrándose durante los últimos meses, en ninguna
convocada por los soberanistas ha habido el más mínimo altercado.
Es más, cuando la marea amarilla se conjuró en Bruselas, los belgas
flipaban al ver que las calles se quedaban más limpias después de la
manifestación en comparación a cómo estaban antes.
Lo de esta gente, los “indepes”, permíteme que te diga, que no es normal:
que su grado de civismo es tal que sorprende.
Su movimiento pacífico en estos tiempos que corren, en los que cualquiera
te parte la cara por quitarle el sitio para aparcar, no son fáciles de
entender.
En una sociedad acelerada, deshumanizada y desde luego, manipulada, es
complicado generar empatías.
Se conecta antes por la víscera, por el odio, por el enemigo común:, aunque
sea inventado.
Por eso Ciudadanos sabía que remover la víscera iba a ser lo más eficaz.
Y así han estado hablando y denunciando una violencia que no salía por
ninguna parte.
En esta se habían subido al carro: al de la rebelión, al del golpe de
Estado.
A aquella patraña.
Y no fueron los únicos, claro: en el carro estaban Rajoy y Soraya -hoy en
finiquitada liquidasió-, un tal Llarena -en unos días será considerado huído de
la justicia belga-: un Pedro Sánchez que está hoy en la cuerda más floja que
nunca haya estado -y ya es decir-… en fin: que han sido meses duros pero cada
uno va poniéndose en su lugar.
Y ahora le toca a Ciudadanos.
Han tenido semejante desfachatez de utilizar un episodio de violencia para,
tras retorcerlo, manipularlo, agrandarlo y maquillarlo convocar una
manifestación en su nombre y no despeinarse.
La convocatoria era para manifestar el rechazo a la violencia.
Otros lo han entendido como “rechazo a los lazos amarillos”.
Da igual.
La cosa era usar una pelea que ha habido el pasado fin de semana y tratar
de construir relato. Sin medir las posibilidades ni las consecuencias.
Y es cuando viene el absoluto descontrol. La deriva. Las palomitas.
Porque lo del fin de semana fue una pelea entre dos energúmenos que se
pegaron para ver quién era más español y muy español.
Es tal el nivel de histrionismo que entre ellos se dan de hostias.
Alberto e Inés han perdido el control y han alimentado a su propio
monstruo.
Ellos solamente vieron que el marido de la mujer agredida era militante
naranja. ¡Eureka! Agresión. Lazos. ¡Yuju!
Y no, la cuestión es que no hubo tabique roto; hubo agresión mutua y el
“indepe violento” no era indepe.
El gozo al pozo.
El agresor y agredido interpuso denuncia y la agresora agredida también.
Sin más.
Seguramente como tantísimas otras agresiones que se han producido el pasado
fin de semana en incontables lugares, pero sin lazos amarillos.
Como la patraña se desmontaba, se difundió por redes sociales -incluso
algún que otro personaje conocido como “periodista”- una noticia del mes de
abril.
En ella también se hablaba de violencia y de lazos amarillos: se
identificaba al agresor como asesino e independentista.
En un primer momento mucha fue la gente que creyó que, efectivamente, se
confirmaba la versión de Ciudadanos.
Pero no, todo lo contrario: la noticia quedó desmontada.
Y convocaron la concentración, para ser los abanderados de la paz y del
civismo.
Fueron cuatro gatos y se liaron a hostia limpia con un cámara de Telemadrid.
¿Por qué? Porque pensaron que era de TV3.
Y claro: esto ha pasado anteriormente cuando en realidad eran trabajadores
de TV3.
La cuestión es que solamente se ha dicho en Cataluña y de eso nadie más se
ha enterado.
Pero, amigos, siendo Telemadrid, la noticia está servida.
Y sí, los titulares han corrido como la pólvora. ¿Por qué?
Sencillo: cada vez más gente está hasta el moño de Ciudadanos.
Porque están dando la espalda a todo lo que vinieron a contarle a la gente:
porque ni son socialdemócratas, ni modernos, ni republicanos, ni hacen juego
limpio.
Porque están tratando de blanquear el franquismo, porque mienten,
manipulan; porque vinieron aquí para modernizar el franquismo y calentarnos la
cabeza a todos para enfrentarnos a Cataluña.
Bien, pues en España ahora están alucinando.
No hay manera de mentir con esto, no hay forma de taparlo.
Y eso que lo estáis intentando.
Demasiadas cosas que explicar: las sentencias alemanas, los raperos en
libertad, los “golpistas” moviéndose por el mundo y dando ruedas de prensa en
la sala oficial alemana; Llarena ante los tribunales belgas; Valle de los
Caídos; Villarejo; Corina… todo se desmonta.
Vuestra última trola es tratar de vender que los agresores eran ultras de
extrema derecha infiltrados en la manifestación.
No, Inés y Alberto: la extrema derecha ha encontrado en vosotros el único
sitio donde no necesita infiltrarse.
Ultra, Alberto e Inés, eres tú.
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