La democracia madura del Rey en la que todos pueden hablar
Apagas el horno y vas a
escuchar el discurso del rey en Nochebuena.
Sonríe, ha apeado la
dureza desplegada en octubre, tan decisiva en la forma con la que se afrontó la
Cataluña del referéndum.
Y le oyes decir: “ España es hoy una democracia madura, donde cualquier
ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus
opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los
demás ".
Y ya no se va de tu
cabeza, ni prestas atención al rosario de bendiciones que constituyen el país
de las maravillas del relato. Luego llegarán, por días ya, los encendidos
elogios de la prensa cortesana y esa constante reverencial de especular sobre
el sentido de las palabras del rey como si se tratara del oráculo de Delfos.
Aquel santuario de la
antigua Grecia se convirtió en centro de consulta a los dioses basándose en
interpretaciones de signos, hace muchos siglos.
En octubre no hizo
falta, la alocución real se entendía con
toda claridad.
No deja de ser curioso.
España ha perdido
libertades ostensiblemente desde que gobierna el PP.
En particular desde que
se aprobó la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida con
razón como Ley Mordaza.
Un empeño del PP, no
justificado en ningún estado de alarma, que sacó adelante con su mayoría
absoluta y que entraría en vigor el 1 de Julio de 2015.
Junto con las reformas
del Código Penal y la ley llamada antiterrorista que abre paso a otros
controles, han mermado con certeza la libertad de expresión, manifestación y
reunión.
Es un hecho cierto que
palpamos en el vivir cotidiano al ver denunciados y hasta condenados a
tuiteros, raperos, humoristas y todo aquél a quien le toque la diana.
La daga de la censura y
del castigo pesa ya a la hora de ejercer cualquier crítica al poder o a una
serie de sentimientos que no entran en la racionalidad de la convivencia en el
Siglo XXI.
Este martes, las
crónicas palaciegas andan ya pasando lista de adhesiones y censuras al mensaje
del rey, demostrando precisamente que la libertad para “defender y contrastar,
libre y democráticamente, las opiniones” funciona mejor con las
favorables a la tesis dominantes.
Felipe VI, el
conciliador; Felipe VI y el renacimiento de cataluña (en minúscula), La democracia madura del Rey,
análisis de la coreografía en todos sus detalles, el lenguaje y hasta un “guiño
del rey a Cataluña” por mostrar un trofeo de los premios Princesa de Gerona.
“La nota discordante la
pusieron Podemos y el PNV”, afirma El País, que en una edición anterior del
artículo decía y destacaba: "Podemos y los secesionistas critican el
discurso en el que el Rey llama a la convivencia”.
Suprema maldad criticar
“una llamada a la convivencia”.
Los matices, les sobran.
Y no solo los matices. Algunos van más lejos, Zarzalejos, ex director de ABC,
titula en El Confidencial: " Acoso y derribo al rey”.
Y es algo que
conllevaría penas severas en el ordenamiento jurídico vigente.
No para el autor, para
los acusados.
Las consideradas como
injurias y calumnias a la Corona, en concreto, están acarreando condenas en esa
democracia madura en la que cualquier ciudadano puede hablar y expresarse.
La más reciente, la
multa impuesta por la pitada al himno de España en una final de la Copa del
Rey, al que la justicia encontró promotor.
Años y años de pitadas
en los encuentros de fútbol han hallado soporte legal para la condena. Si
parecía que los gritos en los estadios eran escapes de la ansiedad habrán de
repensarse.
Lean el Articulo 491 del
Codigo Penal revisado en 2015.
Hasta la utilización de
la imagen del rey o la reina es punible, si la encuentran
La ley Mordaza tiene ya
al menos 200.000 damnificados según el recuento que este verano hizo Amnistía
Internacional y recogió el periodista Eduardo Bayona.
Un tercio de ellas
castiga delitos de manifestación, reunión u ofensas a la autoridad en distintas
expresiones.
Sin pasar por el juez,
que fue la medida más alarmante de la Ley, en un conjunto temible.
Amnistía destacaba que “sus efectos están siendo negativos para el
ejercicio de los derechos de reunión pacífica, expresión e información”.
Baste decir que 1.200
personas al mes son multadas por "falta de respeto" a los agentes.
Con datos recogidos por eldiario.es en el propio Ministerio del Interior.
Insistamos: según la
opinión de los agentes y sin otro control. Se ha dado el caso también de
multar con 600 euros por darle al “me gusta” en
redes sociales porque aparecía un policía en un vídeo viral.
Censurada por el Consejo
de Europa, calificada de “ley omniosa de España” por la prensa
internacional como The New York Times, la Ley Mordaza sigue en vigor más de un
año después de perder Rajoy su mayoría absoluta.
Hasta el Defensor del
Pueblo la cuestiono al pedir la anulación de la condena a una periodista.
Los trámites en el
Congreso lleva ya cerca de un año de dilaciones. Se encuentran literalmente
bloqueados.
El PP con ayuda de
Ciudadanos y algunos miembros del grupo mixto consiguen ampliar plazos para las
enmiendas y retrasar el debate.
El PSOE, que presentó la
solicitud, no quiere derogar la ley sino reformarla y regresar, con algunos
añadidos, a la que su partido articuló en 1992, conocida como Ley Corcuera.
Un prodigio de libertades,
se diría al compararla con la que rige. Unidos Podemos apuesta por una reforma
drástica de la Ley y por anular condenas impuestas con ella.
Las maniobras,
rivalidades y protagonismos políticos siguen manteniendo vigente esta ley.
No hemos llegado al punto
de Turquía, por supuesto. Todo no se persigue, pero el mecanismo existe y
depende de quién y por qué lo utilice.
En la España actual,
cualquier juez dispone de base legal para abrir sumarios y condenar por delitos
que no lo eran hasta el acceso del PP al poder.
Ahora se puede llegar a
admitir una denuncia -seleccionando entre miles y miles de tweets- solo contra
personas que le caen mal al denunciante.
Y quedar al albur de
cómo funcione el procedimiento. Normalmente con arreglo a derecho, pero con la consiguiente
perturbación durante el proceso.
Sabemos que uno de los
delitos más perseguidos en esta democracia madura son los tweets.
El retroceso de
libertades en España es un hecho y empieza a pesar la autocensura. Hemos vuelto
a los tiempos de usar la ironía
Los tiempos que
alumbraron a los Berlanga y Azcona para burlar y aliviar la realidad.
Cuando no éramos una democracia madura a cuyos ciudadanos aún no
se les permitía hablar de lo indebido, como ahora. Podemos hasta pensar lo que
queramos.
Manel Fontdevila, cuya
viñeta este martes resume a la perfección el estado de la libertad de expresión
en España alabada por Felipe VI, dio con la explicación perfecta en esta jugosa
conversación.
Hablamos de la valentía
que actualmente se precisa para ejercer la crítica y cuyos yugos el ha padecido
y afrontado: “Hoy contagiar valentía es una cuestión de responsabilidad”,
concluyó.
Así de madura nos tienen la democracia.
Rosa Maria Artal
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