Catalunya expulsa a Rajoy, España empieza
La contundente
victoria de Ciutadans en Catalunya no dará a Inés Arrimadas la Presidencia de
la Generalitat, pero supone la mayor crisis del Partido Popular desde que Aznar
tomó las riendas clausurando la AP de Fraga para siempre.
Si el presidente del Gobierno
tuviera un mínimo de moral, se habría ido cuando se conocieron los papeles de Bárcenas con el detalle acreditado de
parte de la financiación ilegal del PP y su
corrupción genética.
Si, además, aun careciendo de conciencia, tuviera un mínimo de
dignidad y la quisiera para su partido, presentaría inmediatamente su dimisión y
convocaría elecciones generales tras
los resultados de los comicios al Parlament de Catalunya, precedidas de la
mayor crisis institucional en 40 años que, lejos de resolverse en el día de
hoy, se ha (re)confirmado con una mayoría indiscutible del independentismo
y la arrolladora victoria de Ciutadans.
Quienes están en
contra de la apisonadora del Gobierno sobre Catalunya (con el apoyo del PSOE y Ciudadanos) y pese al deseo de mantener al pueblo catalán
con el resto de España, feliz y realizado, seguramente se alegren hoy de esta
victoria de los apestados de La Moncloa; un triunfo que no es, ni más ni menos,
que la corroboración de que la Política y sólo la Política es el
camino para desfacer
este entuerto y, no digamos,
este agravio.
El agravio, el dolor y la
humillación de las cargas policiales del 1-O, del 155, de los barrotes
carcelarios del candidato a presidentJunqueras y su conseller Forn
y del think tank independentista Òmnium- ANC del candidato president Puigdemont refugiado en Bélgica de la
ley (que no justicia) española; el agravio pese a la legitimidad de un
independentismo al que el ordenamiento jurídico del Estado español le impide
ser consumado aunque vaya
en un programa electoral mayoritario en el Parlament
Rajoy ha sido expulsado de Catalunya y empieza a serlo de España
por dejadez, incomparecencia, negación, irresponsabilidad y -desde hoy- llevar
a su partido al principio del fin gracias
a una alternativa cultivada con mimo en su propia casa ideológica con ninguneo
y desprecio, en línea con la forma de hacer política de Rajoy: la nada.
Lo
que no ha conseguido la corrupción del PP, seguramente, lo logren los
catalanes.
La contundente
victoria de Ciutadans en Catalunya no dará a Inés Arrimadas la Presidencia de la Generalitat, casi con toda probabilidad
y por ahora, pero supone la
mayor crisis del Partido Popular desde que Aznar tomó las riendas
clausurando la AP de Fraga para siempre.
Rajoy y el PP son los
responsables primeros, como presidente y partido del Gobierno de España, de no
haber escuchado y haber despreciado a la que se ha vuelto a demostrar que es
prácticamente la mitad de la población catalana; la que quería irse de España,
la que sabemos que hoy sigue queriendo irse de
España pese/gracias a la (no)política de Rajoy y, sobre
todo, de este Gobierno.
E insisto, pese/gracias a
las amenazas de plagas bíblicas, a las de ruina económica, las cloacas de Interior, las porras, la cárcel, la
anulación por la fuerza de la soberanía catalana y la intervención de su
autonomía ante la mitad de un pueblo estupefacto y herido.
Azuzado y motivado: fortalecido.
Rajoy se tiene que ir, pero el independentismo se queda y lo hace
más legitimado, moralmente mucho más fuerte, con Puigdemont convertido en héroe
a la cabeza.
Por
cierto: ¿Van a detener al president de
la Generalitat electo
cuando vaya a Barcelona para ser investido?
Ana Pardo de Vera
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