Cataluña, la ignominia en marcha!
Si uno tuviera que definir en una línea el carácter
del español, ¿como seria?
Básicamente, español es en el inconsciente colectivo,
aquel que aplastó civilizaciones de América del Sur.
Un conquistador, un guerrero, un soldado orgulloso de
sus batallas.
Además, los españoles, a su entender, nunca han
conocido la derrota.
Algunos contratiempos, a lo sumo. El tipo de batalla
es no importante: ¡él es un soldado! Un guerrero que fundamenta su razón de
existir en el enfrentamiento, la aniquilación del otro y la humillación del que
ha sometido.
Que este sea un hombre, un toro o un molino, es
indiferente.
¡Él ha vencido, el es fuerte y valiente!
Que el combate sea desigual, ridículo o burlesco no le
importa. Su propósito es mostrar su valor ridiculizando al que ha derribado. ¿Y
si pierde una batalla?
Borra el evento de su memoria y de la historia.
El español es un personaje de la mitología ibérica: no
lo es de una región en particular. Pero la región que mejor se adapta a esta
descripción es la Castilla histórica, o el gobierno de Madrid.
De ahí es donde emana ese pestilente olor a
testosterona.
Sin embargo, hay una constante remarcable: Castro era
gallego, Franco era gallego, Rajoy es gallego, Hitler ... Ah, no, no lo era,
¡El era austríaco!
" Las Españas son los países donde se pone el sol
como decían los romanos (en francés se dice “donde se acuesta el sol”). Sera el
país donde tenemos que vivir acostados? (En francés, vivir acostado significa
vivir sometido.
Todo eso es un juego de palabras preguntando si España
es un país donde solo se pude cuando uno es sometido al poder.)
¿Y el del catalán como es?
Su legado histórico hace de el un negociante.
El Fenicio, el veneciano de la península ibérica.
Primeramente, porque su derecho hereditario le ha forzado a ello: El derecho
del "hereu", que no es otra cosa que los hijos mayores heredan todo y
no se comparten las propiedades.
Esto obligó a los menores a establecerse en la ciudad
y convertirse en burgueses.
Es a partir de este momento que el tejido urbano, comercial
e industrial se vuelve más denso en Cataluña.
Cuando Castilla abre el monopolio del comercio con las
Américas en los finales del siglo 18, Cataluña es lista: es la explosión
económica. Además, el decreto de Felipe V prohibiendo a los catalanes hacer
política no hace más que incentivar este activismo económico e
intelectual.
Cataluña es una tierra de acogida desde la
antigüedad.
Los flujos migratorios de toda la cuenca mediterránea
hicieron muy pronto de esta región un remanso de paz para muchos pueblos.
Esta mezcla y estas migraciones son parte
constituyente de la riqueza cultural y económica de Catalunya.
A título de ejemplo: durante la inquisición, el conde
de Barcelona fue el único que castigó a los culpables del genocidio del barrio
judío de Barcelona.
¿Entonces como hacer coexistir dos sociedades, dos
mentalidades tan diametralmente diferentes?
Una jerárquica y absolutista, en que el pueblo teme el
poder y cumple con reglas, que no superó la Revolución Industrial, que lideró
la contra-reforma ignorando el Siglo de las Luces.
Y la otra compuesta por comerciantes, artesanos y
juglares, en la que el poder es pactado, que ha experimentado la revolución del
mercado además de la Revolución Industrial, que practicó la tolerancia,
estimulado la innovación y ha hecho de la democracia una realidad natural y
compartida.
Lo que sucede hoy en Cataluña es la pesadilla del
conquistador: el pueblo al que intenta someter resiste y se niega a someterse
al yugo.
Entonces intenta aplicar sobre el insumiso las técnicas
que conoce y que funcionan sobre si mismo: infligir violencia y humillación.
Humillación ...
Erigida en institución por el gobierno español a
través de la aplicación del artículo 155 de la constitución española.
Esta violencia practicada por el Estado y también
legalizada por el Estado.
De esta forma se permite a los medios de comunicación,
a los políticos, a la gente de la calle, intimidar, insultar y menospreciar a
los catalanes.
Como en pleno franquismo, época bendecida por el
gobierno actual, puesto que permitía a cada uno despreciar y oprimir al otro de
forma legal.
Comportarse con respecto a quien debe someterse a la
condescendencia más despectiva.
En la forma del racismo más inmundo.
¿Sabían ?
En el período franquista, los otros idiomas distintos
al castellano estaban prohibidos.
Cuando una persona hablaba uno de los idiomas
prohibidos, catalán, euskera o gallego, era reprimido de la manera más dura:
" Háblame Cristiano!” Ejemplo para mostrar la diferencia entre el
conquistador y el bárbaro.
Hoy vuelve a ser lo mismo.
Hoy, este tipo de práctica está de nuevo permitida.
Según Ramón Blázquez, la avalancha de ignominias y
vejaciones derivadas de la aplicación del artículo 155 estaba programada por el
gobierno.
Es persistente y violenta en la prensa, especialmente
televisión y en las redes sociales.
Incluso el país Vasco, dice, durante los más violentos
periodos del terrorismo no sufrieron tal tipo de vejaciones, humillaciones,
insultos, descalificaciones y atropellos.
Hay dos caras en este torrente de ignominia: el
primero es frontal y primario.
Se trata de insultar y despreciar públicamente cuando
Ana Rosa Quintana trata en directo al vicepresidente del Gobierno Catalán,
Oriol Junqueras, de “gilipollas” o cuando Eduardo Inda califica en directo al
presidente del gobierno Catalán, Carles Puigdemont, de "mierda".
En esto se debe añadir la calidad más dudosa de los
diferentes grupos de debate en foros de discusión o de entretenimiento que se
lanzan a una verdadera carrera de insulto e ignominia.
La segunda cara de esta ignominia y quizás la
peor, es la manipulación medios.
Pesadamente orquestada en la prensa, artículos de
opinión, editoriales y sobre exportada a todas las agencias de noticias, de
forma coordinado como debe ser, el repertorio anti catalán es bastante unánime
en los términos utilizados: desafío independentista, referéndum ilegal, golpe
de estado, cobardes, adoctrinamiento contra el gobierno central, ....
La violencia de los ataques, la manera desvergonzada
de acusar con mentiras y la permisividad de las autoridades frente a esta
situación digna de desencadenar muchas causas penales por difamación, muestra
hasta qué punto el gobierno de los hidalgos de Madrid está decidido a hundirse
en el desprecio y la humillación al pueblo catalán sin ningún límite ético.
Delante esta voluntad Medieval de hacer perder el
honor al enemigo, se reconoce la impotencia y la debilidad del gobierno
español.
Mientras hace todo lo posible para matar al pueblo
catalán humillándolo, no se da cuenta de que sus valores no son los de los
catalanes.
Los catalanes son obstinados, cautelosos y
resistentes.
Hace ya trescientos años que el español tratar de
constreñirlos por la fuerza, pero es inevitable: Cataluña será independiente o
no será. Los catalanes están unidos a la idea de república al menos tanto como
los españoles lo están a la dictadura.
Los catalanes saben, y especialmente sienten muy
profundamente en su alma, que su salud está en la independencia.
Que ellos no podrán vivir en España debido a que su
gobierno los va a tratar siempre como a una colonia.
Los catalanes saben que un día ellos vivirán, ellos o
sus hijos, en su país y que compartirán sus valores democráticos y respetuoso
con todos aquellos que quieran ser catalanes.
Y los españoles lo saben también...
Gabriel Laflèche
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