PP y PSOE coinciden en aprobar un nuevo impuestazo para pagar las pensiones
Hay consenso. Los grandes partidos
coinciden en la necesidad de subir los impuestos, en mayor o menor grado, para
financiar las pensiones.
La Comisión del Pacto de Toledo sigue negociando las posibles medidas
a adoptar para reforzar el sistema público de pensiones a corto y medio plazo.
Y, por el momento, si bien no existe todavía ningún borrador de acuerdo al
respecto, los grandes partidos coinciden en la necesidad de aumentar todavía más los
impuestos para
pagar las pensiones.
Gerardo Camps, diputado y portavoz del Partido
Popular en el Pacto de Toledo, señala a El Mundo que
"si las cotizaciones no son suficientes por el aumento de los pensionistas
y la estructura demográfica, hay que completar los ingresos
y se puede hacer vía impuestos.
Se puede, por ejemplo, destinar
parte de los ingresos impositivos que tiene el país o también crear un impuesto propio como
se hizo en Francia".
Según Camps, el citado impuesto
tendría, en principio, carácter temporal, hasta que se solucione la situación
de déficit e insuficiencia de ingresos que sufre la Seguridad Social. Sin
embargo, el declive demográfico amenaza con prolongar el déficit estructural
del sistema, de modo que ese tributo temporal tiene muchas posibilidades de
convertirse en indefinido.
La novedad radica en que el PSOE ya propuso algo similar el pasado año.Jordi Sevilla,
exministro socialista y exasesor de Pedro Sánchez, avanzó entonces la necesidad
de aprobar una subida
generalizada de impuestos a todos o casi todos los
contribuyentes, a imagen y semejanza del modelo francés.
El "recargo
solidario" del PSOE funcionaría de forma muy similar a la
"Contribución Social Generalizada" del país galo, cuya recaudación
asciende a 90.000 millones de euros cada año.
Dicho recargo, de entre el 5% y el 10%,
es sufragado por todo tipo de asalariados, incluidos pensionistas y
desempleados, afectando tanto a rentas del trabajo como plusvalías, rentas del
capital y hasta prestaciones. En caso de trasladarse a España, el palo fiscal
podría ascender a 40.000 millones de euros.
Hasta el momento, el PP defendía que
las pensiones de viudedad y
orfandad pasaran a financiarse mediante impuestos a través de
los Presupuestos Generales del Estado en vez de con cotizaciones sociales, como
sucede actualmente, convirtiéndose así en prestaciones no contributivas.
El
coste de estas pensiones ronda los 25.000 millones de euros al año y su financiación, por tanto, también
supondría un sablazo fiscal por dicha cuantía.
El hecho de que el Gobierno abra ahora
la puerta a aplicar un impuesto extra parecido al de Francia, en línea con lo
que defiende el PSOE, avanza la construcción de un amplio consenso político para
disparar la fiscalidad al
conjunto de los españoles para tratar de mantener el modelo de reparto en pie
en lugar de apostar por su reforma. Podemos está en la misma línea e incluso
los nacionalistas catalanes del PdeCAT proponen incrementar el IVA para
sufragar las pensiones.
.
Otro parche muy costoso
Pero elevar la tributación no
solventará el problema, ya que el
sistema sigue siendo insostenible financieramente a largo plazo,
de modo que supondría, simplemente, un nuevo y costoso parche para alargar
algunos años extra la vigencia del actual sistema de reparto.
No en vano, en los últimos 30 años, se
ha pasado de un sistema que exigía 10 años cotizados a 37 para cobrar el 100%
de la pensión; que sólo tenía en cuenta los 2 últimos años cotizados para
calcular el importe de la pensión a 25; en el que la edad legal de jubilación
ha subido de 65 a 67; y en donde una parte creciente de sus gastos (Sanidad,
pensiones no contributivas, complementos a mínimos, etc.) se ha ido financiando
vía impuestos en lugar de cotizaciones.
Tanto el PP como el resto de partidos
siguen apostando por el mismo esquema de fraude piramidal.
Todos
los políticos coinciden, en mayor o menor medida, en recortar las futuras
prestaciones y elevar los impuestos (vía cotizaciones o vía Presupuestos)
para mantener un modelo que, por desgracia, condenará
a los futuros jubilados a pensiones más bajas en relación con la renta media (o el
nivel de vida) que registrará el resto de la sociedad, debido, básicamente, al
declive demográfico que sufre España. Y los más perjudicados serán, sin duda,
los trabajadores con rentas bajas, con menor capacidad de ahorro para poder
complementar sus futuras prestaciones públicas.
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