Los ultimos coletazos
No pudiendo valerse
del ejército, como siempre ha hecho, el nacionalismo español ha decidido
emplear todos sus demás recursos en contra de Cataluña. Todos y en toda su
potencia porque intuye que esta última confrontación es decisiva. Si el 21D
gana de nuevo el independentismo y lo hace holgadamente, España habrá entrado
en la historia como recuerdo.
El gobierno ha forzado
la intervención de la UE a su favor según sus corruptas costumbres, sobornando
indirectamente a sus mandatarios con premios “Princesa de Asturias, doctorados
Honoris Causa en sumisas Universidades y gestos similares. Y aún así, solo ha
conseguido titubeantes apoyos y el incondicional del desacreditado Juncker
Ha sacado al Rey en
dos ocasiones con gesto torvo y verbo amenazador. No les ha importado
profundizar en el desprestigio de la Corona ligándola a un argumento de parte,
de imposición y falta de diálogo, gracias al enésimo Borbón que, como todos, es
incapaz de distinguir entre reinar y apoyar una dictadura o apoyarse en ella.
Del empleo que ha
hecho de la policía y la guardia civil (un cuerpo militar) innecesario decir
nada. Tienen Cataluña bajo ocupación de las fuerzas de represión y están
dispuestos a emplearlas sin límite, como ya demostraron con la barbarie del 1
de octubre.
Han convertido la
justicia y los tribunales en un frente judicial beligerante que se ha plegado a
procedimientos de persecución no solamente ideológicos e inquisitoriales sino
inmorales. Esa actividad judicial, orientada por un grupo de pedantes de
extrema derecha a las órdenes de la vicepresidenta del gobierno, lleva su odio
al catalanismo al extremo de querer arruinar a las personas acusadas mediante
medidas confiscatorias propias de regímenes tiránicos.
Y eso por parte de un
gobierno cuyo partido se ha financiado ilegalmente y sus jefes (Rajoy y la tal
vicepresidenta) se han beneficiado personalmente de ello.
Los medios de
comunicación audiovisuales e impresos están todos al servicio del gobierno
central, en un alarde de manipulación, censura y ocultación de la realidad,
gracias a la financiación pública (publicidad institucional) administrada con
criterios partidistas.
No son medios de
comunicación, sino centros de propaganda del partido del gobierno para mentir y
criminalizar el catalanismo. La población solo puede informarse a través de
algunos medios digitales y las redes sociales.
Tienen a todos los
partidos políticos del arco parlamentario, excepción hecha de los nacionalistas
“periféricos”, a su servicio. Todos dispuestos a dar una pátina de legalidad a
la arbitrariedad y la tiranía de un gobierno que rige el país –no solo
Cataluña- al margen y en contra de la Constitución que dice defender, por la
vía de la dictadura “constitucional” del art. 155. El apoyo del PP y de C’s
viene de forma natural de su condición de extrema derecha; el del PSOE, de sus
condición de derecha socialdemócrata, con el empujón de una exigencia del Rey a
la que Sánchez se ha sometido; la de Podemos, de su propia incompetencia.
El gobierno mismo se
emplea a fondo en la política de intimidación, abuso y arbitrariedad en
Cataluña, desmantelando sus instituciones de autogobierno, ahogándolas económicamente,
sometiendo a persecución judicial a cientos de cargos públicos y amparando y
tolerando la actividad de bandas fascistas franquistas (en las cuales aparecen
agentes policiales de paisano) para sembrar la inseguridad y el miedo en las
calles catalanas.
Su presidente, el
hombre de los sobresueldos, el responsable político (y quizá penal) de la mafia
de la Gürtel se permite amenazar al conjunto del independentismo y a la mayoría
de la población catalana. Y también insultar a la población del Estado, al
afirmar que los políticos que mienten debieran ser inhabilitados siendo así que
él no ha hecho otra cosa que mentir desde que está en política y también,
supuestamente, de delinquir ya en el gobierno.
El presidente de los
sobresueldos dice no tener un “Plan B” para el caso de perder las elecciones
del 21D, cosa muy probable pues no parece que la caja B, que sí tiene, le
llegue para derrotar limpiamente al independentismo.
Aspira a que le dé
para hacerlo suciamente (recurriendo al pucherazo en el recuento de votos).pero
no está seguro y por eso vuelve a mentir diciendo que no tiene plan B. Claro
que lo tiene: aplicación indefinida de la dictadura del 155 hasta que el bloque
españolista gane las elecciones, si la UE le deja.
Frente a todo esto,
el independentismo ha dado un paso de gigante con la internacionalización del
conflicto y ha ganado la batalla de la imagen moral y la legitimidad con el
exilio de medio govern y la prisión del otro medio, después de que el pueblo de
Cataluña ofreciera un ejemplo único de civismo y dignidad el pasado 1 de
octubre.
Sería imperdonable,
incomprensible, literalmente canallesco, que todo esto se perdiera por
enfrentamientos internos, ambiciones y rencillas personales en el bloque
independentista.
Lo sabemos todas. Al
margen de las cuestiones tácticas de las listas, más o menos comprensibles, el
objetivo estratégico solo puede ser uno y concitar la unidad sin fisuras del
bloque independentista, incluso durante la campaña electoral impuesta por el
nacionalismo español. La libertad de los presos políticos y la libertad de
Cataluña, que son lo mismo, solo puede alcanzarse si los partidos
independentistas hablan con una sola voz, como hizo el pueblo al que
representan el 1/10, auténtica fecha de nacimiento de la República Catalana.
Ramon Cotarelo
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