Hablemos de Democracia
No
era necesario tratar de impedir por todos los medios una consulta en Cataluña
sobre la opinión pública al respecto de la independencia. Nada mejor para
conocer qué piensa la población sobre un asunto histórico y que ha sido para
muchas personas una razón de lucha incansable.
Bien podría el Gobierno de España
haber establecido los parámetros para garantizar que todos tuvieran voz, que se hiciera una consulta con todas las garantías, acordando incluso que
no fuera vinculante, pero sí una herramienta de conocimiento de una realidad
social; podrían haber hablado de tantas cuestiones importantes….
Y como quiera que el Partido Popular
está preocupado en envolverse (y envolverlo todo, dicho sea de paso) con la
bandera de España, el PSOE bien podría haberle echado el freno a esta situación tan
lamentable.
Podría el PSOE haber puesto pie en
pared, hacer de oposición, y de paso, de partido de Izquierdas (porque lo dice
continuamente, vaya). Y así, plantearle al Gobierno de España que, o
garantizaba una consulta pacífica, con todas las garantías, para poder escuchar
a una sociedad catalana desatendida en muchas cuestiones durante los últimos
años, o se plantearía una moción de censura.
No era descabellado ya a mediados de
septiembre el hecho de pensar que el Partido Popular arrasaría con
todo lo que pudiera, con todo lo que sonase a rumba
catalana. Ya entonces Pedro Sánchez recibió mensajes explícitos avisándole de
lo que sucedería si no se apartaba de los Populares. Se lo dijeron muchas
voces. Prefirió callarse, quedarse a un lado, mientras en las reuniones que
mantenía su partido con miembros del Gobierno les convencían de que nada
pasaría el 1 de octubre en Barcelona. Aclaro: cuando le decían a los socialistas que “nada ocurriría” se referían a que
no habría urnas, ni votos ni nada de nada.
Sin embargo hubo. Hubo
mucho. Muchos palos, mucha violencia, mucho dolor. Y mucha dignidad, mucho
valor, y mucha cultura democrática por parte del pueblo que quiso expresarse.
Porque recuerdo que, a pesar de no haber garantías para poder considerar esa
votación como fotografía de una opinión masiva, hubo votos (los menos) que dijeron que NO.
Y a esa gente también le partieron la cara. Los palos
fueron contra quienes simplemente querían decir lo que pensaban. Y eso es un
motivo suficiente para plantearle al Gobierno de Rajoy una moción de censura en toda regla.
Por si fuera poco, la agresividad
verbal, informativa, y por cualquier medio posible del Gobierno de España ha
ido en aumento. Se ha mentido, difamado, humillado a muchísima gente. No
solamente a la población catalana, sino también a quienes leemos los periódicos
españoles, consumimos televisión y radio.
Hemos visto la cantidad de mentiras que se han publicado y ante las que la gran mayoría no ha
podido reaccionar, pues muchos ni siquiera saben por estas tierras que, por
ejemplo, “los Jordis” subieron a aquél coche de la Guardia
Civil habiendo pedido permiso previamente a los agentes.
Aquí muy pocos saben que, subidos a
ese coche, megáfono en mano, pidieron a todo el mundo que se comportase con
calma, de manera pacífica, que dejasen trabajar a la justicia en sus
investigaciones, a los policías, y que se marchasen a casa sin organizar ningún
tipo de altercado. Sí, esos a los que aquí se vio subidos a un coche lleno de
pegatinas, cuando nos querían dar a entender que eran unos violentos que
estaban en realidad jaleando a las masas para que robasen armas del vehículo y
demás barbaridades, estaban haciendo todo lo contrario.
Dicho sea de paso, se supone que
estuvieron movilizando a las masas para organizar concentraciones tumultuarias,
donde entre otras cosas, se robaron armas de un coche de policía. Eso se ha
estado diciendo por aquí hasta la saciedad.
Y no ha habido una sola prueba de
tales afirmaciones.
De hecho, a ningún policía le faltó
ningún arma al final del día. Ni un sólo atestado policial se redactó en
aquélla manifestación. Nada. Tuvo que pedirle el Fiscal General, que a su vez
la juez Lamela ordenase redactar atestados para poderlos incorporar en la
querella contra los Jordis. ¿Usted sabía esto?. Pues empiece a dudar de muchas
de las cosas que nos están contando.
No era necesario encarcelar a “los Jordis“.
No era necesario encarcelar a ningún
político. Ni esposarle al detenerle. Ni humillar a nadie. Ni insultar a ninguna
persona. No era necesario pero aquí mucha gente, muchos políticos, muchos
periodistas, lo están haciendo de manera frecuente. Como justifican cualquier
cuestión sin valorar las voces más sabias sobre estos asuntos. No es necesario
generar más confusión ni ruido. ¿O sí lo es?
Si España quiere presumir de
democracia debería, lo primero, plantear qué imagen da. Cómo se comportan sus
principales dirigentes políticos. Plantearse que las faltas de respeto, las
agresiones verbales contra quienes piensan diferente a ellos, suponen una merma
democrática importante. La población, quizás podría plantearse lo que significa
andar colgando banderas de los balcones porque así lo está pidiendo un Gobierno
(a través de sus voceros) señalado por corrupción, donde al frente se sitúa el partido más corrupto de toda Europa.
Ya llegan voces “externas” que no
tienen cortapisas en decirle a Rajoy que su comportamiento es “como el de un franquista autoritario” (ex primer ministro Belga); o que está yendo demasiado lejos (Viceprimer
ministro Belga y Ministro de Interior); o que se están violando los Derechos Fundamentales consagrados en la Carta
Europea (Varoufakis
junto a cien firmas de reconocido prestigio internacional).
Son ya muchas las voces que le piden a
la Unión Europea que intervenga. Que tome cartas en el asunto.
Y lo dicen desde la perspectiva de
considerar que Rajoy y los suyos están pisoteando la Democracia y los Derechos Humanos. Ni siquiera porque se planteen
defender una posición independentista; no.
Se habla de democracia. Sin más.
Y de eso hablamos muchos. Que no somos independentistas pero que entendemos que defender el
independentismo o cualquier otra cuestión que interese a la población
(comprensible cuando tenemos un sistema territorial que puede dar lugar a
plantearlo), de manera pacífica y constructiva, debe tener respeto y garantías de ser planteado en un marco y contexto
donde nadie pueda temer por plantear sus ideas. Y eso debe estar garantizado por el Estado.
Dejemos
de hablar de “constitucionalistas” para hablar de “Demócratas”.
Es momento de quitar las
caretas.
Beatriz Talegon
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