¡¡Están horrorizados!!
La elección de la Mesa del Parlament catalán, vista en directo,
tiene de los nervios a la españolidad. Que el hermano de Pascual Maragall,
presidente de edad de la sesión, no haya utilizado el castellano para nada, que
los escaños de los encarcelados y exiliados hayan estado cubiertos por el
símbolo amarillo, que el independentismo presida el Parlament catalán tras
creer que las elecciones lo iban a cambiar todo, que hayan terminado con Els
Segadors cantado por todos menos por Ciudadanos, que la antigua presidente
Forcadell le haya entregado al nuevo president Roger Torrent la carta del
último president en el exilio, les confunde y les irrita porque nunca han
entendido nada y además, no quieren entender nada. Y no saben qué hacer más que
apelar a la fuerza.
Y es que se parte de la base de que
España es Madrid y que es además castellana y que eso de las naciones, idiomas
cooficiales y personalidad e identidad propia solo debe llegar al nivel de los
“coros y danzas” del franquismo y que lo demás es un mal sueño y una mala broma
porque a “estos se les ha dado demasiado y lo que quieren es romper España”.
Nunca han asumido un estado
plurinacional, ni plurilingüe y nunca han olvidado nada ni aprendido nada. Y
así les va. No saben qué hacer y solo el 155 es su bote salvavidas para creer
que se puede arreglar una situación límite que para ellos ha llegado demasiado
lejos.
No es de recibo que, aun estando en la
cárcel preventivamente, se les impida votar a tres elegidos democráticamente,
ni lo es que los cinco de Bruselas, en el punto de mira de la justicia
española, no puedan votar. Es una demasía, es una prevaricación, es un
sinsentido, es algo tóxico para la convivencia.
Hoy le he escuchado a uno de estos
profetas del desastre madrileños abogar por eliminar las competencias de las
autonomías en educación, interior, sanidad y hacienda, mientras le vemos a
Rivera y Arrimadas hacer toda la demagogia hispana más cutre para tratar de
parar este torrente catalán que no lo harán ni con una espada, ni con gritos.
El tema vasco y el catalán, no son
problemas judiciales, sino políticos. No quisieron abordar en serio en 1979 y
toda realidad que se ignora, prepara su venganza, y es lo que se está viviendo
en un Madrid que sigue incrédulo sin saber como actuar ni como salir. A eso se
le añade un PP con cuatro escaños.
Tila, reflexión, acercarse a la realidad,
salir de Madrid, estudiar historia, tener buena voluntad, no aferrarse a
realidades franquistas y una pizca de sentido del humor les vendrá bien para ir
superando esa imagen, que se les ha atragantado de Madrid, de Maragall
proclamando a un independentista joven de ERC president de un Parlamento que
creían en sus manos, y escuchar los aplausos cuando se nombraban a los
parlamentarios ausentes.
Demasiado para el Cid Campeador.
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