Navidad y Geopolítica


 La Navidad invita a la ilusión, tal vez por aquella pulsión infantil que permanece anclada en nuestra memoria. Soñábamos entonces, de niños, con grandes regalos, en una atmósfera en la que las figuritas y los aromas del musgo de los portales de Belén o los entonces incipientes árboles navideños cargados de bolas relucientes despertaban en nosotros evocaciones y emociones inesperadas.

Quizás, aquel turbión de sensaciones nuevas que con la Navidad nos inundaba tuviera que ver con ese hondón del invierno que tiñe el frío solsticio de diciembre de un deseo de calor, de afectos profundos, de un querer y de ser querido que solo en la primavera encuentra un eco parecido a cuando, ya de adolescentes, nos enamoramos por primera vez. Tal vez todo ello distingue la Navidad con un desear que se abre ensoñadamente ante nosotros.

Para quienes un buen día optamos por dedicarnos a escribir, nuestro oficio nos lleva a ajustar lo escrito a la actualidad y, comoquiera que la actualidad es hoy navideña, vamos a intentar trabar dos conceptos que pueden resultar chocantes, tanto como para ofrecer, aparentemente, la forma de una aporía, un dilema irresoluble.

Se trata de asociar la Navidad con la Geopolítica.

Comoquiera que el espíritu navideño está asociado al deseo de bienes generalmente fuera de nuestro alcance que, sin embargo, se presentan acompañados de sueños y en raras pero felices ocasiones alcanzamos, voy a tratar de elaborar un compendio de deseos ensoñados sobre la realidad mundial con el anhelo de que se cumplan.

Un anhelo palestino

El primero de todos los anhelos cristaliza en el deseo de que acabe el sufrimiento del pueblo palestino, tan salvajemente martirizado en Gaza.

El sueño que lo acompaña dibuja un cambio en la actitud de dirigentes de algunos países árabes, esos que flotan sobre dinero y petróleo: en un momento determinado, esos jeques, describe el sueño, deciden adquirir medio millón de confortables casas prefabricadas y diseñadas ad hoc con la geografía gazatí por una empresa sueca para, de momento, albergar inmediatamente a la población palestina que se muere de frío en sus tiendas de campaña bajo un invierno lluvioso e implacable.

Las autoridades israelíes, por su parte, tras el procesamiento de Benjamín Nethanyahu, primero por el Tribunal Supremo de Israel y luego por la Corte Internacional de La Haya, ordenan a sus fuerzas militares respetar la tregua; los colonos judíos de Cisjordania dejan de matar y de asentarse ilegalmente en Cisjordania; Hamás aparta las armas de sus manos y se vuelca, con ayuda financiera y técnica catarí, emirí, bahrení y egipcia, en la reconstrucción de la zona devastada; los niños heridos y enfermos palestinos reciben atención médica adecuada en Egipto, Jordania, Irak, España, Francia y Alemania.

Tal es el arranque mínimo para la construcción allí de un futuro. Los dirigentes mundiales dejan de considerar al pueblo palestino “lo suprefluo”, lo desechable, en definitiva, lo matable, y los Derechos Humanos vuelven a impregnar las mentes y los corazones de aquellos líderes hasta entonces tan descarriados.

Limpieza en Ucrania

En Ucrania, la Navidad geopolítica adopta una forma singular.

Las autoridades de Kiev se avienen a instalar en la zona disputada del Donbass una autonomía y un gobierno autonómico propios; ante la cual, el Gobierno central ucraniano se mostrará absolutamente respetuoso con la autonomía propuesta y la minería volverá a recobrar su esplendor de antaño.

Zelensky se aviene a no adentrar a Ucrania en la OTAN, purga sus fuerzas armadas de elementos nazis y acomete un plan anticorrupción que acaba con el negocio de la guerra en el que muchos de sus altos funcionarios se han instalado y que han situado a Ucrania en la lista de los estados más corruptos del mundo.

El dirigente ucraniano deja su antiguo rol de pedigüeño profesional por el mundo y convoca elecciones, aplazadas sine die.

En la Unión Europea, los halcones vendedores de armas dejan de hostigar y acosar a la Comisión. Entonces, Ursula von der Layen, junto con Mark Rutte, el supuesto mandamás europeo de la OTAN, centran su atención en los intereses netamente europeos, se olvidan del belicismo tóxico observado hasta entonces y deciden dejar de bombear dinero de los trabajadores europeos, dinero restado al bienestar común, para regalarlo a manos llenas, sin control y a fondo perdido a Kiev, donde concluye el envío de armas euro-estadounidenses a las Fuerzas Armadas ucranianas; y, con el apoyo del francés Emmanuel Macron y del canciller alemán, Friedrich Merz, manteniendo calladito al fogoso belicista y Premier británico, Keir Starmer, se aprestan a favorecer conversaciones de paz de Ucrania con la Federación Rusa.

La Unión Europea comienza a recuperar el papel arbitral que le resitúa en la escena internacional con peana propia, aprovechando su potencial económico y su elevado poder de compra, que le garantizan una autonomía real respecto de Washington.

La economía y la industria alemanas, según el sueño revela, se restablecen merced a la reparación del gaseoducto Nord Stream por altruistas técnicos noruegos, que bombea de nuevo gas ruso muy barato. Europa, con Alemania, respira otra vez.

Putin, de pesca y Xi, embarcado

En Rusia, Putin comienza a abandonar la obsesiva percepción de cerco que mostraba ante el avance de la OTAN en sus fronteras occidentales; se marcha a pescar salmones a la península siberiana de Kamchatka, licencia a las tropas mercenarias combatientes en Ucrania y decide, al igual que su gran socio en la Organización de Shangai, China, dedicarse al comercio como viene haciendo desde tiempos inmemoriales su vecino.

Además, Putin descubre, mientras pesca, que su ademán modosito en los templos de la Iglesia ortodoxa debe avalarlo con hechos encaminados a la paz y condescendencia hacia la oposición interior. Una asociación feminista, que permanecía escondida en los Urales, ahora operativa en Moscú, le convence para asistir a un seminario que enseña a erradicar los hábitos macro y micromachistas, que consigue ahuyentar de sus prácticas.

Xi Jinpin, máximo líder de la República Popular de China, se embarca en un rompehielos y surca las aguas del Ártico. Allí descubre que su angustia por la angostura del Estrecho de Malaca, con sus 2,8 kilómetros de anchura a la altura de Singapur, por donde la flota comercial china tiene que atravesar obligadamente a diario, encuentra en el ártico mar helado, ya navegable, una ruta alternativa para dar salida a su enorme producción y para recibir sus importaciones. Xi, en el relato del sueño de Navidad, negocia con los musulmanes uigures de la región occidental china de Sinkiang el máximo respeto a sus tradiciones islámicas y otro tanto hace con el Tibet, haciendo regresar al Dalai Lama de su asilo obligado en la vecina India.

El Lama se aviene a modernizar las planicies tibetanas y complementar los incesantes rezos de su grey con el trabajo de los monjes por mejorar las condiciones de vida y existencia de los tibetanos.

Un oportuno constipado

En Estados Unidos, Donald Trump agarra un monumental constipado y su esposa, con algunas personas sensatas de las que no frecuentan la Casa Blanca, acuden junto a su cama para leerle despacito las desventuras del hidalgo Alonso Quijano devenido en andante caballero.

El bruto encamado tarda en reparar, pero repara entonces en su anterior delirio y, según el sueño navideño va dictando, pide a Papá Noel que le regale un rotulador gigante; hace garabatos constantemente y así deja de firmar disposiciones xenófobas, decisiones absurdas y estúpidos decretos, para recuperar poco a poco la sensatez perdida.

Los verdaderos Reyes Magos ahuyentan definitivamente a la MAGA de su cabeza y le dejan en su zapatón algunos bolígrafos de colorines como presentes selectos.

De su recuperación participan sus hasta entonces tan perjudicados escuderos, Marco Rubio, Secretario de Estado y James. D. Vance, vicepresidente, que olvidan sus pasos anteriores; el primero deja de mentir sobre su consideración de que él era un exiliado cubano por razones políticas, como esgrimió falsamente para acreditarse ante la comunidad cubana de Miami, cuando en realidad, sus padres se establecieron en Florida tres años de la llegada de Fidel Castro al poder; Rubio restablece luego la por él desmantelada USAID y desde ella comienza a actuar, ya sin exigir chantajes políticos a cambio de la ayuda estadounidense.

Por su parte, el titular de la Vicepresidencia, Vance, se olvida de soltar moralina sacerdotal a Europa, como hizo recientemente en Múnich, y se dedica a aplicar el amor al prójimo que, como cristiano católico que dice ser, comienza a ejercer sobre la inmigración.

Ambos convencen al encamado presidente de que levante los aranceles, vetos y sanciones que firmaba por doquier y el mundo, partir de entonces, rechaza las luchas hegemónicas, admite el multilateralismo, el Sur Global alza la cabeza y todos se dedican a comerciar de manera igualitaria, como Naciones Unidas se desgañita en pedir desde hace casi una centuria.

Un milagro para España

En cuanto a España, el sueño geopolítico navideño registra un milagro totalmente insólito: la desaparición de los insultos de la práctica parlamentaria en el Congreso de los Diputados y del Senado; Madrid deja los afeites y remilgos de su relación con Marruecos y comienza a tratar de tú a tú al picajoso vecino sureño, cuyos dirigentes comienzan a razonar políticamente sin complejos ni victimismos.

Europa se da cuenta de que le conviene que España sea l’enfant terrible del continente, cantando el pollo a Israel y a Washington.

Por otra parte, el sueño de navidad registra el hecho según el cual Juan Carlos de Borbón se aplica a sí mismo el ¿porqué no te callas? que aplicó a Hugo Chávez y se da un garbeo anual en barco por el Cabo de Nueva Esperanza.

El Rey arbitra los disensos entre Gobierno y oposición y se aviene a desproveerse de la inviolabilidad ante la Ley que en su día le propuso, sin éxito, desde el Consejo de Estado Carmen Calvo.

Pedro Sánchez contrata un dietista que le permite dotarse de mofletes y de masa muscular para estar en condiciones físicas de elegir colaboradores libres de toda mácula y evitar que se le cuelen en su entorno inmediato.

El Poder Judicial, en mi ensoñación aquí propuesta, manda a paseo a los jueces prevaricadores y la opinión pública española recobra la confianza en la Justicia que, cuando actúa con respeto a la Ley y a la equidad, se convierte, navideñamente, en verdadera terapia de la maldad.

En cuanto a la oposición de derechas, se culturiza políticamente de una vez y descubre que proponer alternativas e ideas, así como llegar a consensos, forma parte de las actividades exigidas en su sueldo, al igual que admitir que las victorias en las urnas exigen su reválida parlamentaria.

La oposición de izquierda abandona el adanismo y el purismo para seguir proponiendo medidas progresistas realizables a realizar.

La cúpula de la extrema derecha se retira a un monasterio a averiguar qué es exactamente lo que propone políticamente para España y se olvida para siempre de tratar de desmantelar las conquistas democráticas igualitarias conseguidas tan trabajosamente…

En fin. El lector podrá agregar a este prontuario de urgencia los sueños navideños que desee.

El que abrocha esta reflexión consiste en ver hecho realidad el sueño de un mundo en el que, pese a la persistencia inevitable de contradicciones y problemas de trabajosa solución, el combate verdadero, lejos de las pugnas por la hegemonía mundial, ha de ser la lucha por la persistencia y viabilidad del género humano contra los verdaderos enemigos -macrocósmicos, climáticos, y microscópicos, víricos-, que gravitan sobre este Planeta, nuestra querida Tierra, esquinada en un lejano -pero afortunado- rincón del Universo, donde la vida, la realidad y los sueños, también los sueños navideños, sean posibles.

Rafael Fraguas

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