Carta abierta de Quim Torra a Pedro Sánchez: el exilio y los principios que hemos compartido y queremos compartir
Ya lo puede decir, señor
Pedro Sánchez, que somos dueños de nuestro silencio. Un silencio que, cuando
viene de una formación como la suya, forjada en la lucha contra la tiranía,
sabe peor todavía.
En un escrito en su
blog, usted hace referencia a unos textos míos que no acaba de citar y que me
temo que no ha leído. Si tuviera tiempo de hacerlo —enteros, eso sí—, estoy
seguro de que descubriría que algunos de sus asesores le están haciendo una
mala pasada y le podrían hacer quedar mal.
En los últimos años que
he dedicado a la investigación histórica y periodística de un período bien
apasionante y, a la vez, dramático de nuestro pasado reciente, el
descubrimiento y seguimiento de las trazas de los militantes socialistas que
enfilaban el camino del exilio por la llegada del fascismo ha sido constante.
Un camino que los socialistas recorrieron conjuntamente con los partidos
catalanistas aquel 1939, pronto hará ochenta años.
Todos ellos eran
luchadores por la libertad, la justicia y la república. El PSOE y los partidos
catalanistas defendieron conjuntamente la autodeterminación de los pueblos como
un derecho político fundamental. Entonces, la solidaridad antifascista y
republicana hermanó políticos españoles con los catalanes. Ciertamente, el paso
fronterizo de los Pirineos no era tan sólo un accidente geográfico entonces ni
lo ha sido nunca más.
Cuarenta años de
dictadura siguieron aquel exilio de los republicanos españoles y los catalanes.
Fue una dictadura feroz. El PSOE, señor Sánchez, cerró ese periodo de lucha y
supervivencia con una convicción que fue aprobada en el congreso de Suresnes,
en 1974, y ampliada o sostenida hasta tres años después. Era la defensa clara y
contundente del derecho de autodeterminación de los pueblos de España. La gente
de su partido lo escribió así: “La definitiva solución del problema de las
nacionalidades que integran el Estado español pasa indefectiblemente por el
Reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas, que conlleva la
facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones
que va a mantener con el resto de pueblos que integran el Estado español”.
Ya decía usted que todos
somos dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras. Celebro que quiera
recordar este pasado de lucha colectiva contra el fascismo en Catalunya, en
España y en Europa. Y sólo le pido que lo recordemos entero. Que observemos
juntos qué ha provocado que todos esos principios democráticos
—autodeterminación, republicanismo, respeto por las culturas y las lenguas— se
hayan disuelto con el tiempo como un terrón de azúcar. ¿Qué pasó aquellos años
complicados y confusos de una transición con las cortinas oscuras y poca luz?
¿Qué hizo que se dejara perder la oportunidad de enterrar las visiones más
reaccionarias de España y, por contra, se les diera aire para continuar
despiertas hasta hoy?
Juntos vivimos el exilio
republicano por el franquismo y juntos defendimos la autodeterminación de los
pueblos. Ahora nos ha tocado desfilar hacia el exilio y la cárcel, pero sin su
compañía, señor Sánchez. ¿Dónde están hoy los republicanos españoles? Nosotros
persistimos en este antiguo y bello compromiso por la libertad, la democracia
y, en definitiva, la república. Ustedes están ahora junto a quienes lo quieren
impedir todo de cualquier forma y sin ningún escrúpulo. Si me permite hablarle
sinceramente, les echamos de menos.
Señor Sánchez, los
políticos que han tenido que marcharse al exilio, como el president legítimo
Carles Puigdemont, no se han fugado de la justicia. Todo lo contrario, la han
ido a encontrar en Europa. Usted habla de una Catalunya cosmopolita y abierta
al mundo. Es exactamente esa Catalunya la que simbolizan mejor que nadie el
president Puigdemont, los consejeros Toni Comín y Lluís Puig, la secretaria
general de ERC, Marta Rovira, la ex-diputada de la CUP, Anna Gabriel, y las
ex-consejeras Meritxell Serret y Clara Ponsatí. Están en Bruselas, en Berlín,
en Suiza y en Escocia, como ciudadanos europeos, a disposición de la justicia
de estos países. Y ahora se les ha añadido un músico. Un cantante de rap que la
justicia española quería encarcelar por la letra de una canción. ¿ Es que no
veis a qué extremo se ha llegado? ¿Hasta cuándo vais a callar?
Los exiliados se han ido
precisamente por la misma persecución política que mantiene en prisión al Vicepresident
Oriol Junqueras, la presidenta Carme Forcadell, los consejeros Jordi Turull y
Josep Rull, los ex-consejeros Joaquim Forn, Dolors Bassa y Raül Romeva, y dos
dirigentes de entidades democráticas y pacíficas como Jordi Cuixart y Jordi
Sánchez, actualmente diputado del parlamento. Se lo recuerdo por si ha perdido
la noción de la magnitud de esa persecución política. Todas estas personas
estarían ahora en la calle si las juzgara el tribunal de cualquier país de
Europa. El ejemplo lo tenemos en Bélgica, Alemania, Suiza y Reino Unido.
Fíjese: están en libertad en todas partes menos en España. ¿Quién es el que
está equivocado aquí?
Dice usted que nombrar
dos consejeros que viven en libertad en la UE después de haberse sometido a los
tribunales belgas y dos consejeros presos en Estremera que tienen todos los
derechos para ser nombrados intactos, es una provocación y una degradación
institucional. Le puedo asegurar que la presencia de Turull, Rull, Comín y Puig
en nuestro gobierno es un honor y un acto de dignidad. Dice usted también que
Catalunya merece un gobierno capaz de devolver la “normalidad perdida”. Déjeme
que le recuerde que la normalidad no la perdimos. Nos la destrozaron ustedes
utilizando el artículo 155 de una forma que no cabe dentro de la Constitución
que tanto dicen defender. La normalidad fue alterada el 1 de octubre cuando el
gobierno de España mandó a cientos de agentes a zurrar a los ciudadanos que
sólo querían poner un papel en una urna. Y luego suspendieron la normalidad con
un golpe a la democracia.
Insisto en que, a pesar
de todo ello, estoy a su disposición para hablar y dialogar. Son palabras que
su partido ha defendido históricamente y recientemente. Lo hizo precisamente
para encontrar una solución con aquellos que sí habían usado la violencia con
fines políticos. Quiero reconocer ahora aquí aquella valentía. Pero déjeme que
esté sorprendido si aquella apuesta por el diálogo por encima de todo —una
apuesta tan necesaria para la democracia— ahora no es posible con usted. Le
invito a recuperar el hilo de esta historia que ahora comentábamos y nos ayude
a defender los derechos civiles y políticos de todos los españoles y catalanes.
No tenga ninguna duda, señor Sánchez, que en la lucha por los derechos y
libertades de todos los ciudadanos españoles y catalanes estaremos a su lado.
Tengo la sensación,
señor Sánchez, de que usted quisiera que estuviéramos de acuerdo —o que le
diera la razón— antes de sentarse a hablar. Y es evidente que tenemos miradas
muy diferentes sobre el conflicto político que viven nuestros pueblos. El
diálogo es imprescindible desde el respeto. No debemos tener miedo a hablar.
Decía Nelson Mandela -que de eso sabía más que nadie- que “liberarse no es sólo
romper las cadenas de uno mismo, sino vivir de una manera que respete y
favorezca la libertad de los demás”. ¿Empezamos?
Quim Torra
President de la Generalitat de Catalunya
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