A las puertas de la República Catalana
Cataluña y solo Cataluña ha puesto en un brete a la Monarquía,
su miserable restauración, la falsa democracia y la careta tras la que se
ocultaban los viejos fascistas de siempre. Cataluña y solo Cataluña proporciona
la conmoción que necesita España si quiere salir de ese sopor y esa resignación
mecidas por la injusticia, el saqueo, la mentira, el abuso de poder, la
corrupción, el autoritarismo y la estupidez franquista más densa a las que se
ha sumado el PSOE de Sánchez. La proporciona, pero no garantiza que España la
aproveche. Desde luego, Cataluña lo hará porque para eso ha llegado hasta aquí.
Los españoles... ese es otro cantar.
Se ve difícil -en realidad, imposible- que el esquilmado pueblo
español sea capaz de rebelarse contra estos gobiernos depredadores de presuntos
delincuentes que enarbolan un patriotismo de pandereta mientras se forran
robándolo todo. Dudo de que haya un pueblo más sumiso en Europa y más capaz de
seguir votando a quien lo desprecia, saquea y explota. Y peor estará a raíz de
la cuestión catalana, que ha sacado al aire todas las vergüenzas del
franquismo, entre ellas, revelar el verdadero fondo la seudoizquierda de
Sánchez quien ha pasado de ganar unas primarias prometiendo que pediría la
dimisión de Rajoy a ponerse a su servicio incondicional e incluso superarlo en
infamia y autoritarismo. Cree que imitándolo en su política anticatalana,
conseguirá restarle votos, siendo así que solo conseguirá regalar el
"Sorpasso" a Podemos y hundir el PSOE.
Sánchez ha ido a Bruselas a trasladar allí su apoyo al gobierno
más ladrón, corrupto, franquista y peligroso de toda la transición. Y lo ha
hecho mostrando la fibra moral de un auténtico granuja, al negar
que los dos Jordis sean presos políticos, sino "políticos presos",
comparándolos con Ignacio González y digo que es un granuja porque
este mismo tipo visitó hace un tiempo la celda en la que estuvo 18 años
recluido Nelson
Mandela, otro preso político al que los sáncheces racistas sudafricanos
consideraban también un "político preso". Y entre Mandela e
Ignacio González hay cierta distancia. La suficiente, al menos, como para que
un dirigente "socialista" no resultara tan repugnante.
Y todo para nada. Reunidos los dos genios que los dioses han
deparado a España en su peor hora, Rajoy el Sobresueldos y Sánchez su correveidile,
no saben ni qué hacer con el 155 y, juzgando a los demás tan lerdos como ellos,
dan en una última "astuta" propuesta: dejarán caer el 155 y darán una
amnistía (es decir, soltarán a los dos rehenes que tienen) si Puigdemont
convoca elecciones. Una trampa infantil porque, justamente, solo consideran el
155 para convocar elecciones pero que, al mismo tiempo, demuestra el miedo que
tienen ya en el cuerpo con gente en la cárcel por sus ideas, gente procesada,
multada, perseguida y las calles llenas de manifestantes y la sociedad ya en
franco estado de desobediencia permanente.
No es solamente que las provocaciones, amenazas, hostigamientos
del gobierno y su perro faldero socialista no consigan el efecto intimidatorio
que persiguen, sino que justamente obtienen el contrario: la sociedad más
movilizada, más cohesionada, más rebelde. A las estructuras de la ANC y Ómnium
(que los franquistas del PP sueñan con ilegalizar) se unen otras, como en
peu de pau, una red social para promover la resistencia civil pacífica y no
violenta, que es justamente el punto fuerte del independentismo. O
los Comités de
Defensa del Referéndum de la CUP, que
han seguido activos después del 1/10, cambiando el nombree por el de Comités de
Defensa de la República.
Los dos lumbreras no saben que hacer y hoy, que vence su
ridículo ultimatum, lo alargarán con el cuento de que tienen que informar al
Senado, mientras buscan alguna fórmula que les permita salir del atolladero en
que se han metido sin quedar como lo que son. Cosa inútil: la DUI ya se declaró y la
suspensión se levantará en cuanto haya un atisbo de aplicación del 155.
Algunos, bienintencionados, creen que el 155
puede llevar a una ocupación y hablan de un gobierno títere. En realidad,
sería "retítere" porque para títeres ya estan Génova/La Moncloa y
Ferraz.
Pero no haya cuidado. La banda de malhechores (dicen los
jueces) que ha conducido al país a esta situación explosiva por su
arrogancia, su ignorancia, su corrupción y su ejemplar incompetencia no
conseguirá ni siquiera el lamentable objetivo de incendiar Cataluña para tapar
sus latrocinios. Ayer mismo los
tribunales imputaban a la tesorera del PP de Valencia, Carmen Navarro, por
financiación ilegal, otra más en la historia del partido de los ladrones
por antonomasia, el que habla de legalidad y tiene 700 imputados en procesos
penales, entre ellos ministros, presidentes autonómicos y altos cargos. Por
mucha que sea la indignación que los procedimientos de la troika
nacionalespañola (PP, PSOE y C'S) producen en Cataluña, estos asuntos de la
corrupción y el latrocinio no deben pasarse por alto. Como tampoco la necesidad
de exigir responsabilidades por el también presuntamente mafioso incendio de
Galicia.
Comparado con lo anterior, paradójicamente, lo de Cataluña
tranquiliza porque se le ve un final feliz. No gracias a la habilidad del
gobierno, sino a la del govern. Casi inadvertida ha pasado una
decisión de Puigdemont en las últimas horas: ha trasladado su residencia de su
domicilio al Palau de la Generalitat (Canonges), en donde tendrá
protección especial las 24 horas del Grupo Especial de Intervención de los
Mossos d'Esquadra. ¿Se entiende o hay que explicarlo? El presidente se
prepara para lo peor. También para defenderse frente a un ataque imprevisto,
ilegal e ilegítimo que los dos estrategas de Génova/Ferraz puedan haber ideado
con su habitual falta de esscrúpulos.
Con el masivo apoyo organizado de la calle, el respaldo de las
instituciones y partidos y la decisión del presidente de mantenerse al timón,
la República Catalana está en puertas. Habrá unos días, quizá semanas, malas,
pero la intervención de la EU resultará inevitable y de lo que sea después de
España los españoles habrán de exigir responsabilidades a Rajoy y Sánchez.
Ojalá sean capaces de hacerlo.
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