Carta de un español indignadísimo

Por prudencia (y miedo) no voy a revelar mi identidad. Solamente comentar que soy un madrileño, orgulloso hasta hace poco de mi españolidad inherente a la condición de ciudadano de la capital de este país. Ejerzo como profesional de derecho en una de las multinacionales del sector más importantes de Europa. Mi indignación absoluta ha explotado a partir de una evidencia muy reciente, tan reciente como ayer. En una noche tormentosa en la que no he podido dormir, he decidido levantarme y escribir esta carta para expresar el porqué de esta indignación sobrevenida. Una indignación sobrevenida que, después de reflexionarlo con detenimiento, no es tal: lo que escribo a continuación es la espoleta de una bomba con diez razones de fondo que confirman que mi indignación, inconscientemente, viene de muy lejos. Me explico: La principal, la que ha colmado el vaso, ha sido la torticera manipulación que hoy todos, repito, todos los diarios de Madrid, han realizado referente a una explosivas declaraciones de Juncker en Euronews. Soy bilingüe castellano-inglés porqué estudié más de 5 años en Londres y he vivido en el extranjero más de 10. Las declaraciones de Junker están colgadas en la web, en una web que es accesible por cualquier persona que tenga conexión a la red. Más del 90% de la población española. Y no están escondidas; sus declaraciones tienen miles y miles de retuits y likes desde innumerables perfiles de Twitter, de Facebook y de Youtube. En ellas, textualmente y sin ninguna manipulación, el Sr. Juncker responde ante una pregunta de un youtuber que “La UE reconocería un sí en un referéndum de independencia en Cataluña”. Eso es lo que dice, tal cual. Pues bien, como decía, toda la prensa de Madrid esconde en sus portadas y en sus titulares estas declaraciones tan absolutamente relevantes. Y digo “absolutamente relevantes“ por provenir, nada más y nada menos, del presidente de la Unión Europea. Y “absolutamente relevantes” porque provocarán un giro copernicano en el proceso que nos lleva al 1 de Octubre. Ante tal atropello informativo, tiro del hilo de cómo hemos podido llegar hasta aquí. Como decía, por diez razones. Mejor dicho por 10 mentiras, diez grandes mentiras que nos hemos tragado como un sapo. Ahí van: 1/ Nos han mentido, desde el Estado, sea del color que sea, respecto el movimiento independentista de Cataluña, pintándolo como un delirio promovido conscientemente por políticos y burgueses para tapar la corrupción con la estelada. Mentira. El movimiento independentista es legítimo porque lo impulsa el pueblo, de manera transversal y pacífica. Y los políticos catalanes, inteligentes, guían esa fuerza, no la crean. Por rabia que nos dé. 2/ Nos han mentido diciendo que la Constitución es la garante de la unidad de España. Si hoy se sometiera a votación la Constitución tal como está redactada, más del 85% de la población de Cataluña la rechazaría de plano. Ni quieren monarquía, ni quieren “indisolubilidades” de nuestra nación. Es mentira que la Constitución goce del apoyo del 93% de la población catalana: más del 70% de los que la votaron están muertos. Y del 30% restante, en su momento, en el año 1978, aceptaron un texto bajo la amenaza militar de una involución que podría habernos llevado de nuevo a la sombra de una dictadura de terciopelo. 3/ Nos han mentido argumentando que el Estado ha querido negociar con los catalanes. Ni el PP, ni el PSOE ni por supuesto Ciudadanos, más marca blanca del PP que nunca, han hecho el más mínimo gesto para negociar las condiciones de un referéndum pactado. Han dicho con hueca solemnidad que están dispuestos a hablar de todo menos de un referéndum que divide¿? a los catalanes. Mentira: en tiempos de ETA el estado se hinchó a decir que en ausencia de violencia, se podía hablar de todo. Hace falta ser ciego y sobretodo ciego de sectarismo para no reconocer que el movimiento separatista que empezó en el 2012 por la revocación por parte del TC de un estatuto aprobado por el Congreso y refrendado por todos los catalanes, ha sido lo que se quiera menos violento. Las portadas de Madrid, después de la diada de hace tres días, sacaban banderas españolas, francesas y europeas siendo quemadas. Pues bien, señores: yo estaba en Barcelona ese día y de las 1.000 cosas que me impresionaron y que derrumbaron el 90% de mis prejuicios, una de las que más, fue el civismo absoluto de la gente. Hablar de pacifismo es poco. Créanme. 4/ Nos han mentido diciendo que Cataluña en el caso de ser independiente, vagaría por la galaxia sideral. Que sería como Chipre. Que Angola le pasaría la mano por la cara. Una Cataluña independiente, con industria, innovación a raudales, universidades punteras en el sur de Europa, con dos escuelas de negocios entre las diez más importantes del mundo, sería capaz de generar una riqueza mucho mayor que la que obtiene formando parte de España. Es muy fácil de entender: la renta per cápita y la tasa de empleo de Cataluña son muy superiores a la media española (que incluye la catalana). Y si esas dos condiciones se dan, y se le resta el cupo de “solidaridad” que Cataluña paga a España para favorecer el desarrollo de otras comunidades que jamás han hecho el más mínimo esfuerzo para desarrollarse (y seguir siendo subsidiadas), la riqueza de Cataluña en términos del PIB, se dispararía como un cohete. En este caso como un cohete sideral 5/ Nos han mentido cuando desde el estado nos han machacado con la idea que Cataluña no es una nación. Que la única nación es la española y que esta cuenta con tres mil, dos mil, mil o quinientos años junta, única e indivisible según sople el viento. O según las declaraciones de diferentes miembros de la casta del estado y según esas declaraciones hayan sido hechas antes o después de una copiosa comida regada con abundante vino y chupitos varios. Cualquiera que tenga la mínima curiosidad por entender el 1% de la historia de Cataluña descubrirá, mal que nos pese, que la realidad nacional de este trocito de Europa es innegable. Pero para ello ha habido centenares de Píos Moas y docenas de Vargas Llosas para desmentirlo sin argumento alguno. Con mentiras y más mentiras aplaudidas por abrazafarolas como los impresentables de Marhuenda y de Inda. 6/ Nos han mentido diciendo que Cataluña se derrumbará como un castillo de naipes cuando se independice su economía. Mentira. Quien va a desmoronarse es la economía española. Porque la economía española está secuestrada por el BOE y las empresas del IBEX. Observar cuáles son las empresas más importantes del Reino de España es un drama, pues de las 35 que la conforman, más de 20 dependen de las decisiones arbitrarias que se toman en el palco del Bernabeu y acaban siendo redactadas en leyes y ordenamientos en el Boletín Oficial del Estado. Cataluña tiene industria, turismo y, sorpréndanse, atesora más del 50% de la inversión en tecnología y start-ups de todo el Estado Español. La gran mentira es no habernos informado que sin Cataluña, España se va al garete. Se va a la mierda, vaya 7/ Nos han mentido cuando, pomposamente, desde Madrid, un Madrid que, por cierto, desde la transición ha secuestrado y desertizado España (solamente el País Vasco, gracias a su régimen especial que nadie discute- aunque es fruto indirecto del terrorismo de ETA-, y Cataluña por su tozudez y tenacidad), nos han mentido decía, cuando desde Madrid nos han vendido que somos la megalópolis del sur de Europa gracias a nuestro ingenio y gracias al provincianismo de Cataluña. Mentira. Madrid era grande (y si la independencia se consuma no volverá a serlo en siglos) gracias a las prebendas de ser la capital más centralista del mundo después de París. ¿Cuántos ministerios, direcciones generales, institutos oficiales y demás organismos estatales están fuera de la capital? Os lo digo, ninguno. Alemania, un verdadero estado federal, reparte todas estas instituciones entre Berlín, Frankfurt, Colonia o Múnich. Madrid vive como una reina de las bonanzas de la capitalidad y de tener un millón de funcionarios con la nómina garantizada (otra vez por el BOE) que llena restaurantes y agota las existencias de vinos de Rioja y platos de jamón del bueno. 8/ Nos han mentido cuando han dibujado desde el estado, desde los medios de comunicación, desde pseudointelectuales sectarios, desde tertulias y desde Sálvames Deluxe varios, que los catalanes son insolidarios. ¿Insolidarios? Hace poco más de una semana el ministerio de economía reconocía que Cataluña, anualmente, cede de sus impuestos 10.000 millones de euros. 10.000 millones!!! Divididos por 365 días que tiene un año, eso implica que los catalanes nos pagan, cada día, 27 millones de euros. Esto significa que cada dos, Cataluña paga, enterito, un aeropuerto sin pasaje alguno, como el de Castellón. Para que el dirigente popular de turno pueda hacerse una foto con su nieto “en el aeropuerto que ha hecho tu abuelo”. Fabra dixit. 9/ Nos han mentido cuando han querido dibujar la imagen de un proceso independentista étnico, de la Cataluña interior, de la Cataluña de los catalanes de 8 apellidos vascos (perdón, catalanes). Si uno tiene la curiosidad de entrar en un organismo de la Generalitat que se llama Idescat (está en su web, idescat.cat), podrá comprobar que 15 de los 20 apellidos más repetidos de los catalanes acaban con z. Con z de Gómez. Con z de González. Con z de Rodríguez. Con z de Hernández. Y que el apellido más repetido es García, que no proviene de Girona precisamente. Una mentira más, y van 9. El proceso soberanista de Cataluña lo han liderado charnegos, hijos de charnegos y nietos de charnegos. Y utilizo esta expresión tan desafortunada para enfatizar que esta palabra ya nadie la usa en Cataluña. Excepto los que desde dentro y desde fuera, quieren dividir a la sociedad catalana. La revolución catalana es la revolución de las sonrisas pero sobretodo, la revolución de los García. 10/ Nos han mentido con aquello que antes se rompería Cataluña que España. Es una frase de Aznar, del pirómano Aznar (gracias, contigo empezó todo). Pero es una frase que han hecho suya intelectuales, tertulianos, medios de comunicación e incluso políticos de toda la piel de toro. Mentira. Cataluña no va a romperse porque es una sociedad mucho más compacta, sólida, solidaria y fraternal que la sociedad extractiva que representamos, nos guste o no, los habitantes de la megalópolis del sur de Europa. Nos han mentido con aquello que Madrid es la sociedad más integradora de España. Madrid es una aspiradora de poder con una fuerza centrípeta que ha descuartizado nuestro maravilloso país. Y es por ello que nuestra sociedad es mucho más débil que la suya, que la catalana. Como directivo estoy muy al día de las modas en gestión empresarial y técnicas de liderazgo. Una de ellas, quizás la que más está en boga, es la del empoderamiento. De la capacidad de dar poder a la gente, de dar poder a la gente para que sea más eficaz, más eficiente, más creativa. En definitiva, mejor. Pues siento decirlo, pero la sociedad catalana está mucho mas empoderada que la nuestra. Somos corderos y ellos leones. Y los cabrones del poder intentándonos vender lo contrario. Cómo puede explicarse sino siendo corderos que el Partido Popular gane las elecciones con un millón de casos de corrupción a sus espaldas??? Y después de estas 10 mentiras (y 100 más que darían para redactar un libro), me siento indignado. Profundamente indignado. No podemos seguir con la cabeza bajo el ala. Los catalanes pueden votar y deben votar. Porque haciéndolo, nos estaremos haciendo, nosotros los españoles, un favor. Un favor enorme. Si Cataluña se va, la catarsis tan profunda que va a sufrir nuestro país va a servir de acicate para empezar de nuevo, borrar los innumerables errores del pasado y del pasado reciente y, sobretodo, nos permitirá borrar para siempre el PP y el PSOE y, como dicen los de la CUP, enviarlos a la papelera de la historia. Enviaremos a la basura a los herederos de una dictadura que tuvo millones de víctimas y 0 inculpados. Si tenéis amigos en Cataluña, decidles que voten sí. Que voten por nosotros, los españoles

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