El placer perdido


 

Ahora que jubilados tenemos todo el tiempo del mundo es cuando aquellos placeres de hace 30 años no podemos realizarlos, solo nos queda el recuerdo.

Viene esto a coalición después que no hace mucho fuimos todos a cenar a casa de un amigo; y después de la cena nos encontramos los 4 hombres y dos mujeres en el balcón con el cigarrillo de después de cenar; fumando como quien dice a escondidas, desterrados en un balcón.

Y aquí empieza el recuerdo; de las comidas, de las cenas que realizábamos en Barcelona en restaurantes que, como clientes habituales ya nos invitaban a tomar el café en un espacio bien guardado para tomar nuestro café nuestro whisky y por encima de todo nuestro habano.

Desgranábamos los diferentes restaurantes que nos ofrecían dicho privilegio que no enumerare ya que desconozco si hoy aun podríamos gozar de tal privilegio.

Pertenecíamos al Club de los Habanos; con aquellas fumadas organizadas por tabacalera para presentarnos un nuevo habano, acompañado de un buen ron o whisky; desconocemos si hoy continúan estos eventos.

Recordábamos cuando un fin de semana en coche me fui de viaje a Murcia, simplemente para comprar Cohiba Behike; difícil de encontrar y solo si lo encontrabas te vendían una caja; alguien me dijo que en el Corte Ingles de Murcia comprabas las que querías; y para allá que fui.

Llego al Corte Ingles sección estanco, que al contrario de la mayoría de centros no estaba en la planta baja; y; veo a una señorita sin uniforme así que le pido 6 cajas de Behike; cuando pasa la caja por la maquina y ve el precio la amabilidad fue infinita, yo más agradecido que ella; en aquel tiempo un Behike podía costar unos 250€ la unidad, pensaba en mis amigos que seguro se quedarían una caja cada uno y yo me quedaría con 2.

Concentrado en mis pensamientos en la planta baja buscando la salida, un señor con la chapa del Corte Ingles, me dice que yo he realizado una compra que no está permitida; a lo que pregunto si he dejado algo por pagar; su argumento era que al ser unos habanos muy apreciados y con poco stock así que lo que se quería era que llegara al máximo de publico posible y solo se podía vender una caja por persona. Le conté de donde venia y que si quería le ponía al teléfono uno por uno a mis amigos que me estaban esperando a pie de autopista entrando en Barcelona solo por la caja de Behikes.

¿Cuántas veces con un jefe del Corte Ingles, íbamos a comer a Princesa nos sentábamos en la mesa y el maître ya sabía una botella de Parxet Brut y si había una caja de Cohíbas; ni con esas conseguía yo Cohibas Behike; cuantos clientes, proveedores; conocidos; familiares habremos llevado por estos restaurantes con este toque especial; de Madrid, de Bilbao, de Galicia, etc,etc, no comprendían como estos espacios existían y donde la tertulia o la sobremesa nos permitía el placer de nuestro habano.

Hoy entrados en años debemos conformarnos con fumar en el balcón; y si como yo tenéis a vista algunos balcones observareis que el placer es corriendo corriendo; fumar hoy no es un deleite; es un aprisa algo compulsivo; nada que decir de las personas que se ven delante de un negocio fumando; no se que placer les puede dar; ni siquiera lo saborean.

Desconocerán siempre el placer del café la copa y el puro.

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