La soledad del empresario
Hace tan sólo unos días tuve la oportunidad de apreciar de primera mano la soledad del empresario, aunque desde perspectivas radicalmente distintas.
En la misma semana mantuve dos largas y profundas conversaciones con sendas personas, embarcadas en cuerpo y alma en sus proyectos empresariales, pero en situaciones vitales muy diferentes, y por supuesto, tomando un café.
Se trataba, por un lado, de una mujer emprendedora joven con lo que todavía no es más que una idea, a pesar de que lleva estudiándola muchos meses, después de haber quemado las naves del trabajo por cuenta ajena.
Mi otro interlocutor era un empresario de más de 60 años, con toda una vida (¡casi 50 años!) dedicada a su proyecto empresarial.
Dos realidades muy diferentes, pero con el nexo de union del espiritu empresarial, de los sueños que quieren hacerse realidad y, sobretodo, de la soledad del empresario/emprendedor,
A ella quise dejarle claro que lo que necesitaba era pasar a la acción inmediatamente, pero por sí misma, sin ponerse en manos de personas de intención dudosa, y que reflexionara seriamente pero con calma sobre la posibilidad de acompañarse por algún socio que realmente aportara, de alguna forma bien analizada, valor a su proyecto. El está experimentando la incertidumbre de no saber qué pasará con su empresa, de que está llegando el momento de dejarlo, pero sin saber cómo.
Pero ¿que ocurre en la empresa, en la pyme, o en el emprendedor?
Y ahi es, donde nace, la soledad del empresario.
Una empresa es en resumidas cuentas un cuerpo vivo y como a tal hay que tratarlo; el empresario debe estar preocupado en forma constante.
Hoy en día, ser empresario de una pequeña empresa ciertamente es complicado. Los cambios en las necesidades del consumidor, la falta de recursos financieros, nuevos códigos de relación, los avances tecnológicos, la velocidad en la adopción de todos los cambios,… hacen que el empresario viva su condición profesional de manera muy especial.
Este empresario observa estos nuevos escenarios sociales y económicos con incertidumbre y también en su soledad virtual, enfrentado a un mercado cambiante, endurecido y competitivo..
Profesionalmente ¿Con quien comparte sus emociones? ¿Quién estimula su positividad empresarial? ¿Quién le ayuda en nuevas iniciativas, ideas, estímulos,…?
Nadie piensa en ello, puesto que todo el mundo ve al empresario como una persona de éxito al que todo va bien, pero la soledad del empresario es algo que está ahí y que muchas veces no es entendida.
El empresario debe tomar miles de decisiones a diario sobre el devenir de la empresa, pagos, compras, acciones comerciales, llevanzas de los casos, problemas internos, problemas externos, pero cuando todo sale bien, parece que todo el mundo está ahí para apoyarle, pero cuando las cosas van mal es el empresario el que está solo ante el peligro y es aquí donde comienza la soledad del empresario.
Por experiencia propia y ajena, sé que hay momentos en que no se está seguros de si el rumbo emprendido es el correcto, de si se podría hacer más o mejor. Hay una necesidad de tomarse un tiempo para reflexionar y poder seguir con fuerza, innovar, introducir cambios, reorganizar. Pero es sabido que los dueños de negocios y profesionales autónomos dedican buena parte de su tiempo a apagar fuegos o achicar agua.
Por otra parte no siempre tienen la capacidad de abstraerse, analizar la situación con frialdad y decidir de la mejor forma sobre su futuro. Y si bien la contabilidad parece suministrarnos datos, son excesivamente globalizados para un conocimiento en profundidad, y lo mismo ocurre con el control de gestion, ya que sus baterias de ratios no pueden indicarnos todos los problemas y sus conexiones.
Decisiones que en muchos casos implican una responsabilidad cara a trabajadores y familiares: ahí es cuando, además, sobreviene el miedo a fallar.
¿Pero con quién desahogarte?
No tienes socios en la empresa, no puedes ser transparente con tus empleados, no quieres desvelar tus preocupaciones a tus amigos y colegas para que no te vean caer, tu familia depende de ti y no puedes dar muestras de flaqueza. Lo cierto es que estás solo.
Y hoy se te ofrece que si coaching, mentoring, external managing, consultor de negocio,…etc?
No es sencillo ser empresario o emprendedor.Aun cuando duela decirlo, es mucho más sencillo ser un Gerente, un Director, un Gobernante, un Empleado. Al fin y al cabo todos estos pueden refugiarse en la colectividad, en el equipo, en el esfuerzo compartido.
El empresario o el emprendedor sólo responde a sí mismo, rinde cuentas a su motivación, salda deudas con sus sueños. Una empresa no existe sin negocio, en tanto que éste último no necesariamente termina en aquel.
Por otra parte no olvidemos que la vida de la empresa esta hecha en base a una serie de interrelaciones de todas sus funciones, sin poder separar unas de otras.
Las soledades de la responsabilidad
Dos conversaciones muy inspiradoras, al menos para mí, que me han confirmado una vez más que mi misión de acompañar al empresario en sus dudas e incertidumbres tiene hoy más vigencia que nunca. Ser consciente de que tu vocación tiene sentido en este mundo es una de las sensaciones más enriquecedoras que se pueden experimentar.
Sin duda es muy reconfortante pensar que se pueden conseguir los objetivos profesionales propios ayudando a los demás a alcanzar los suyos. Lo bueno de acumular muchos años de experiencia, (en 2017 suman ya 26 años) y de haber tenido muchas equivocaciones y algunos aciertos, es que puedes ayudar a otros a que su estrategia empresarial sea más viable y con menos riesgo.
Cuando dispongas, podemos tomar un café; intercambiando estos pesares que te abruman; ademas, el café lo pago yo.
¡Seguimos adelante!
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