Eres prescindible?
Si el CEO,
en ingles se utiliza la expresión chief executive officer (literalmente, ‘oficial ejecutivo en
jefe’ u ‘oficial superior’) o el acrónimo CEO o bien managing director (MD) para designar a la persona
con más alta responsabilidad de una organización o corporación; de una
compañía del Ibex 35 si desaparece cuatro o cinco meses, seguro que le echan
poco de menos.
Pero si
faltas tú, auténtico responsable de tu empresa, la cosa se complica.
Aunque puede parecer difícil, por esa manía que
tenemos de considerarnos imprescindibles, la gran mayoría de las veces podemos
lograr que todo siga funcionando en la empresa con bastante normalidad si
tenemos que afrontar un periodo prolongado de ausencia.
La gestión de esta situación es muy diferente si se
produce por motivos ‘positivos’ o ‘negativos’.
Los primeros son aquellos que implican crecer
profesional o personalmente, tales como abandonar un tiempo la gestión diaria de
nuestra empresa para realizar un MBA o un máster en el extranjero, salir fuera
para adquirir experiencia o afrontar una baja por maternidad.
Normalmente, son planificados o tenemos cierto margen
de tiempo para organizarnos antes de que abandonemos nuestro puesto.
Además, tienen un plazo más o menos definido de
finalización y lo normal es que sea posible seguir atendiendo las cuestiones
más importantes. Es decir, aunque no estemos en el día a día, es probable que
seamos capaces de mantener el control de las decisiones y de la estrategia de
la compañía y, quizás, incluso, podamos llevar a cabo algunas reuniones en
momentos puntuales, si es que las circunstancias así lo exigen.
Las ausencias originadas por motivos ‘negativos’ rara
vez se pueden anticipar, por lo que es más complicado prepararse para ellas. A
ello hay que añadir que es muy posible que no tengan una fecha cierta de
finalización. Éste es el caso de una baja por enfermedad o por accidente, la
obligación de ausentarnos para atender a un familiar que cae enfermo o por
algún otro motivo personal.
La gravedad de la situación, su duración,
el tiempo de recuperación… todos estos factores modificarán la forma de
abordarlo. En algunos casos, quizá sea suficiente con bajar el ritmo, ajustar
agenda o teletrabajar. En otros, será completamente imposible continuar activo.
Principales dificultades: Aunque seguir con la actividad de la empresa sea factible en nuestra
ausencia, no es nada fácil.
¿Cuáles
son las principales dificultades que habrá que superar?
Relación con cliente... En las pymes, la relación con el cliente
acostumbra a ser muy personal y estrecha. ¿Qué pasará cuando no estemos? , “los
clientes quieren hablar con alguien que vaya a estar siempre”, por lo que es
difícil dejar a sustitutos. Al menos cuando se trata de nuevas negociaciones o
proyectos.
Otra cosa es cuando se trata de mantener la actividad
que ya tenemos en marcha. “A los clientes se les olvida pronto si estás de
baja. Lo que quieren es que se resuelvan sus asuntos de forma rápida, que todo
siga funcionando y que el servicio se preste con igual calidad”.
Otra cuestión es si debemos explicar abiertamente la
situación a los clientes y anticiparnos al momento de la ausencia para ir
preparando el terreno. Puede que haya quienes no lo entiendan y prefieran no
continuar con nosotros.
…Y con los empleados. Es indispensable que quienes queden a cargo nos
echen una mano. Por ejemplo, en el caso de tener una enfermedad crónica que
obligue a coger bajas con relativa frecuencia, puede crearse incertidumbre
acerca del futuro de la compañía. “Algún empleado me ha comentado que nunca
sabía si la empresa iba a continuar, así que se han ido”, me comentaba alguien que se ha visto en esta situación a causa de
sus brotes de esclerosis múltiple.
Tareas muy especializadas. Es muy difícil delegar funciones si somos
expertos en un campo. En otras ocasiones se trata de un requisito legal, como
ocurre, por ejemplo, en las ópticas donde es obligatorio que siempre haya un
óptico. Si trabajas solo, no te queda más remedio que contratar a un sustituto
o cerrar. 

Decisiones menos ágiles. Aunque dejemos a alguien al frente de la gestión
del día a día, es muy probable que esta persona –a no ser que sea un socio–
carezca de la autonomía necesaria para afrontar una decisión urgente o resolver
un problema grave. Esto ralentiza el funcionamiento de la empresa e incluso
puede dar al traste con alguna operación.
Esfuerzo ‘sobrehumano’. Sea cual sea el motivo de la ausencia, tendrás
que dar de ti un 200% para sobrellevar la situación. Es imposible desconectar
del todo si la empresa continúa en marcha. Lo normal es que debas afrontar las
circunstancias que te obligan a ausentarte compaginándolas con el trabajo.
Habrá que sacar un rato durante el día para ver cómo va todo, mandar algún
correo electrónico, hacer una llamada, planificar alguna reunión…
¿Cómo superarlo? Cada uno tiene que buscar la fórmula para resolver su
situación particular, aunque a continuación recogemos algunos consejos.
El cliente, lo primero. Hay que cuidar a cada cliente como si fuera un
tesoro. Normalmente es positivo que esté al corriente de la situación, aunque
no hace falta que entremos en detalles. Si conoce lo que ocurre, disipamos los
rumores, que suelen ser peores que la situación real. Además, es fundamental
que tenga la certeza de que nuestra ausencia no va a influir en el servicio que
le prestamos.
Debe tener la garantía de que no va a
salir perjudicado. Es muy posible que suponga un poco
más de esfuerzo y que tenga que ajustar un poco su agenda a ti, pero si te
conoce y es consciente de lo que está pasando, normalmente lo entienden.
En ‘piloto automático’. Si el motivo de la ausencia tiene una fecha de
conclusión más o menos delimitado, una solución habitual es poner el ‘control
de crucero’ en nuestra empresa. Podemos centrarnos en los proyectos que ya
están en marcha, dejando la búsqueda activa de nuevos clientes u operaciones
para cuando volvamos y podamos dedicarnos al 100% a seguir creciendo.
Apoyo de colaboradores. Si tenemos algún socio en la empresa o
disponemos de empleados, no les quedará más remedio que asumir un poco más de
trabajo. “Es imprescindible que sea un trabajador que te inspire total
confianza y que la confianza sea mutua. Debe entender qué te pasa, ver tus necesidades
y asumir esa parte de responsabilidad para ayudarte”.
A veces será necesario echar mano de familiares o
amigos. “Lo importante es tener buena gente
al lado. En alguna ocasión, incluso, he llegado a firmar un poder notarial a
algún amigo para que fuera a cerrar una operación”.
Contratar a un sustituto. Es muy probable que no pueda hacerse cargo de la
toma de decisiones, es cierto, pero sí que podrá realizar las tareas del día a
día, que absorben mucho tiempo y para las que somos perfectamente prescindibles.
Las bajas por maternidad, por ejemplo, se pueden cubrir mediante un contrato de
interinidad bonificado, muy interesante para aplicar en estas situaciones.
Ajustar agenda. Si nuestra participación en la empresa continúa
siendo imprescindible a pesar de que no podamos estar siempre disponibles,
tendremos que intentar ajustar la agenda para poder asistir a alguna reunión,
visitar a algún cliente, etcétera.
Baja laboral. Aunque puede parecer una obviedad, si tienes una enfermedad, lo
normal es solicitar la baja laboral. Sin embargo, no siempre se hace así.
Se puede pedir baja por accidente de trabajo y
enfermedad profesional (prestación del 75% de la base reguladora desde el día
siguiente de la baja) y también por enfermedad común (60% de la base reguladora,
desde el cuarto hasta el veinte día y 75% a partir del día 21). Ahora bien, hay
que tener en cuenta que no se deja de pagar la cuota de autónomos, por lo que
los ingresos se verán muy mermados.
Para cubrir dicha contingencia, podemos contratar un
seguro de baja para autónomos. Aunque hay que tener en cuenta que en estas
situaciones no se trata sólo de la merma de ingresos, sino también de un
deterioro en la relación con los clientes, la posible pérdida de oportunidades…
y eso el seguro no lo cubre.
Ayuda de la tecnología. La posibilidad de teletrabajar mitiga algunos de
los problemas de una ausencia forzosa. Gracias al móvil, el correo electrónico
y a Skype, podemos resolver muchas tareas cotidianas desde casa… o incluso
desde el hospital.“Internet, por otro lado, también nos salva en muchísimas ocasiones porque podemos
hacer una transferencia bancaria, mandar un e-mail, etcétera.e.
Reducción de jornada. En determinados casos, la ausencia no es total,
sino que se puede concretar en una reducción de jornada. La Seguridad Social
ofrece una prestación para cubrir esta reducción en determinados supuestos.
Contrato de interinidad : Las bajas por maternidad, adopción, acogimiento,
etcétera, pueden ser cubiertas mediante contratos de interinidad bonificados.
Si la sustitución la realiza una persona desempleada, tiene una bonificación
del 100% en las cuotas de la Seguridad Social –incluidas las de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales– y en las aportaciones de las cuotas de
recaudación conjunta. Para otros casos, habrá que realizar un contrato
eventual, indicando la causa, pero no estará bonificado.
Seguro de baja: En el mercado hay múltiples soluciones
aseguradoras para cubrir la pérdida de ingresos a causa de una baja laboral. La
prima varía dependiendo del día de baja a partir del cual se cobre, de la
indemnización diaria a percibir, de la duración del subsidio que se va a
cobrar, de si se suscribe un seguro con o sin baremo, etcétera. Dependiendo de
la cantidad asegurada, tal vez nos permita incluso cubrir los gastos precisos
para contratar a alguien que nos sustituya y que, de esta manera, el negocio no
deje de funcionar. Además, es un gasto que podemos deducir hasta un límite de
500 euros al año.
Prestación por reducción de jornada: Si tenemos a nuestro cargo un menor con una enfermedad
grave y los dos progenitores trabajan, uno de ellos puede reducirse la jornada
y solicitar una prestación a la Seguridad Social.
Para autónomos, los porcentajes de
reducción de jornada se entienden referidos a una jornada de 40 horas y la
prestación será del 100% de la base reguladora de IT por contingencias
profesionales. Si el autónomo no tiene cubierta la contingencia por IT, la base
reguladora de la prestación estará constituida por la base de cotización de
contingencias comunes.
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